Pedrola es uno de esos municipios zaragozanos que va a ver cumplido el sueño de que la N-232 sea desdoblada a su paso por el mismo. Su alcalde, Felipe Ejido, reconoce estar satisfecho, si bien prefiere mantener la cautela porque «las obras van excesivamente lentas». «Dudo que en cuatro años esté finalizado el tramo que une Figueruelas con Gallur», matiza.

Ejido echa la culpa del ritmo de los trabajos a cómo se ha planificado por parte del Ministerio de Fomento. «El hecho de que cada año tenga que aprobarse una partida presupuestaria no me convence, por no decir que los millones han llegado por el momento con cuentagotas y eso se observa en la escasez de trabajadores». «Cuando empezaron a colocar la señalética hablé con un par de ellos y ya me dijeron que pocas casetas tendrían que poner ante el escaso número de personal que iban a destinar», apunta el primer edil. Describe que los trabajos actuales están centrándose en excavaciones y limitaciones, pero que eso es como «una primera piedra».

Otra de las preocupaciones de Ejido es el tema de la seguridad mientras se llevan a cabo estos trabajos. «La autopista es primordial, deberían abrirla completamente para reducir el tráfico en el tramo por obras, es muy peligroso y conforme avancen los trabajos irá a más», apostilla.

Ejido no puede evitar mirar los 15,09 kilómetros que separan Gallur y Mallén, un tramo que todavía no está adjudicado. «Ya no nos vale que esté comprometido el proyecto, solo será real cuando empiecen las máquinas a andar en esa zona», asevera. El presupuesto de licitación asciende a 82,24 millones de euros por las 15 estructuras proyectadas: cinco pasos superiores, seis inferiores, dos ampliaciones de pasos inferiores y dos viaductos sobre el río Huecha.