El Ebro ha llevado en los últimos seis meses, en los que su eje acumula seis crecidas a las que hay que sumar otras de sus principales afluentes, casi el mismo volumen de agua que discurre por la cuenca en un año entero: la estación de aforos de Tortosa ha visto pasar más de 12.000 hectómetros cúbicos entre el 1 de enero y el 19 de junio, según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

Y el Plan de Demarcación del Ebro, que en unos meses sustituirá al Plan Hidrológico del Ebro (PHE), sitúa, pese a las incertidumbres existentes en torno a los efectos del cambio climático --prevé una reducción de las aportaciones del 5%, aunque algunos estudios apuntan que el descenso puede llegar al 20%--, en 13.892 hectómetros cúbicos el caudal medio de la cuenca.

El vigente PHE sitúa en cien metros cúbicos por segundo el caudal de seguridad --el necesario para que el ecosistema fluvial pueda soportar los vertidos autorizados-- en el Delta del Ebro.

Entre el 1 de enero y el 19 de junio, ese requerimiento equivale a 1.468 hectómetros cúbicos. Sin embargo, la estación de Tortosa ha registrado el paso de 12.216 hectómetros, lo que sitúa el volumen de agua vertida al Mediterráneo en 10.748 hectómetros cúbicos.

Esa cantidad de agua, que no es aprovechable en la cuenca ni trasvasable a otras al ser imposible gestionarla, sería suficiente para llenar una vez y media todos los embalses de la cuenca, cuya capacidad teórica de almacenamiento es de 7.490, aunque esa cifra puede reducirse hasta en un 25% --e incluso un 30%, según las fuentes-- si se descuenta el espacio de los pantanos inutilizado por la acumulación de lodos.

DEMANDAS Y supera con claridad las demandas de los principales sectores productivos de la cuenca del Ebro, caso de la agricultura y la ganadería --el Plan de Demarcación estima su necesidad anual en algo más de 7.700--, la industria --unos 250, con varios trasvases incluidos-- y los casi 500 que los habitantes de la cuenca consumen en sus domicilios a lo largo de un año.

La cuenca del Ebro está registrando este año unas extraordinarias aportaciones como consecuencia de varios factores: se trata de un año hidrológico (octubre a septiembre) de intensas lluvias y nevadas en el que las anormales bajas temperaturas han retrasado el deshielo hasta el punto de que las cumbres del Pirineo sigan conservando nieve a finales de junio.

Las continuas crecidas que el Ebro y de algunos de sus afluentes han registrado en los últimos meses han provocado daños de cuantía millonaria y han hecho que algunas zonas de Aragón, especialmente la Ribera Alta, pierdan la cosecha de invierno y corran el riesgo de quedarse sin la de verano tras haber pasado las vegas hasta dos meses anegadas.

RESERVAS / Al mismo tiempo, esas avenidas han permitido que los grandes sistemas de regadío de la margen izquierda ±Riegos del Alto Aragón, Aragón y Cataluña y Bardenas± y del Eje del Ebro.

los canales Imperial, de Lodosa y de Tauste± inicien el verano con un volumen inusualmente alto de reservas que, prácticamente, garantiza una campaña de riego sin restricciones. Los embalses de la margen izquierda se encuentran al máximo de su capacidad prácticamente desde final de octubre.