La reforma fiscal anunciada por el Ejecutivo autonómico se ve con preocupación desde la patronal aragonesa y puede restar competitividad a la ventajosa situación de Aragón respecto a otros territorios. El impuesto a los carburantes y los cambios en Sucesiones y Donaciones y también en Transmisiones y Actos Jurídicos puede ser un elemento disuasorio para la llegada de inversiones, apuntan los empresarios. Más si cabe en un momento de recuperación económica en el que las empresas comienzan a realizar apuestas estratégicas de futuro