--Ya ha sido nombrado Justicia. ¿Con mal sabor de boca por no haber contado con el voto favorable de todos los grupos, al abstenerse el PP?

--Mi intención era tener el mayor número de apoyos posible, o al menos no tener votos en contra. Por la institución y porque Ángel Dolado no está en las luchas que puede haber entre partidos. Eso es lo que pretendía, que no quedara marcado por este hecho, siendo además candidato único. Esa era mi única preocupación. De hecho, he tendido puentes por si alguien tenía alguna duda de mi idoneidad para el puesto y puedo asegurar que hablé con Beamonte y luego se reunieron y optaron por no votar en contra. Siempre estaré agradecido a Beamonte y al PP por haberme brindado generosamente la abstención. Estoy muy contento.

--Hoy toma posesión y el martes se incorpora al Justiciazgo. ¿Ya tiene diseñado un plan?

--Espero reforzar el trabajo realizado, que ha sido muy bueno. Como en todas las instituciones, cada titular tiene un talante, que es el elemento diferenciador de casi todas las instituciones. Igual que como decano de los jueces he sido conocido en todo Aragón y en toda España, espero que el Ángel Dolado Justicia sea también conocido en todas partes. Es un elemento de liderazgo, aunque pueda sonar pretencioso. En un momento en el que la ciudadanía está carente de confianza, me la intentaré ganar a través de mi equipo de colaboradores y de mis informes, que serán tan buenos como han sido hasta ahora, liderar y dar un paso adelante. Me anticiparé a la prensa para informar de lo que hacemos.

--¿Es usted partidario de que las recomendaciones del Justicia tengan algún poder coercitivo?

--Podríamos entender que si hay omisión en la respuesta y pasan del Justicia, podría haber una admonición de tipo administrativo, o que fuera un silencio positivo para el ciudadano. Yo no veo las multas coercitivas porque al fin y al cabo recaerían en funcionarios públicos o administradores y no vamos a pagar encima las multas los ciudadanos. Como juez, sí creo que si los dictámenes fuesen vinculantes haríamos un flaco favor a la institución. La ley dice que la última palabra en las cuestiones administrativas la tienen los jueces de lo contencioso-administrativo, y si esos dictámenes fueran revisados por los jueces y los tumbaran, nos estamos cargando la institución. Por tanto, no soy partidario de que sean vinculantes. Dicho esto, sí acojo una figura que potencia el catedrático José María Gimeno, que consiste en la posibilidad de atribuir al Justicia una labor de mediación preadministrativa en la que en las materias contenciosas entre ciudadanos y administraciones, pudiera solucionar el conflicto para evitar el contencioso-administrativo. Ese espacio hay que explorarlo, porque se tenderían puentes entre administración y administrados. Esa figura precontenciosa hay que explorarla e implantarla.

--¿Está bien reconocida entre la ciudadanía la figura del Justicia?

--Sí, sin duda. Los 19 años de Fernando García Vicente no solo han servido para consolidar la institución, sino que su dimensión pública y los acuerdos a los que ha llegado lo demuestran.

--Su antecesor, Fernando García-Vicente, fue especialmente beligerante en asuntos como menores o el problema de los ruidos en la calle. ¿Usted tiene algún tema especialmente sensible?

--Si el Justicia tenía especial sensibilidad por los desfavorecidos, yo la voy a mantener. En estos momentos hay una tramitación de modificación de la ley del Menor. En Aragón no tenemos el defensor de los niños, como en otras comunidades, podría establecerse alguna facultad y nosotros como institución crear una oficina que se dedicara a llevar los asunlotos del menor. No desde el punto de vista de la sanción, que eso es competencia de los juzgados de menores, sino de prevención, de control, de evaluación de riegos... Hay que potenciarlo.

--¿Seguirá elaborando con regularidad informes sobre aspectos concretos?

--Esos informes especiales que se hacen sin prisa y tienen ese pozo de sabiduría son muy útiles. Recurriré a los eméritos, a los sabios expertos que pueden aportar mucho y de hecho ya se me han ofrecido muchos para colaborar desinteresadamente con la institución. También colectivos y oenegés. No podemos desaprovechar todo ese caudal de sabiduría de los profesionales eméritos. Siempre y cuando entren dentro de nuestro ámbito competencial, sin entrar en cuestiones que tengan que ver con la legislación nacional. Tampoco podemos meternos en camisa de once varas por el mero hecho de que el tema sea bonito o mediático.

--¿Trasladará como García Vicente la institución a los pueblos?

--Ya anticipo que la gente que formará parte de mi equipo son muy didácticos a la hora de explicar el derecho foral aragonés. Queremos crear jornadas para hablar de todos estos temas en las comarcas. Queremos explicar nuestras instituciones más importantes, nuestro Derecho y aspectos importantes para la ciudadanía. También explotaremos los manuales didácticos y mantendremos las sedes abiertas.

--¿Ya tiene perfilado su equipo?

--No tengo completado mi equipo, ni sé si está la plantilla sobredimensionada. Tengo que valorarlo. Pero soy muy austero, rentabilizaré al máximo para que los asesores tengan muchas materias y si se puede ahorrar dinero, lo haré.

--Esta figura se ha eliminado en lugares como Castilla La Mancha, y en tiempos de crisis se pone en entredicho su vigencia. ¿Es algo inpensable en Aragón?

--No sé qué harán otros defensores del pueblo, pero el Justicia de Aragón es una seña de identidad, no es uno más. Esos otros reciben las quejas pero no tienen entre sus funciones, como tiene el Justiciazgo, la defensa del Estatuto y el desarrollo del Derecho Foral aragonés, tanto civil como público. Somos escuchantes.

--Su perfil mediático, ¿es una ventaja o un inconveniente a la hora de ejercer como Justicia?

--Me da un poco de pudor analizar mi ego, pero si habláramos de una tercera persona, creo que es muy positivo. Hoy, lo más importante es la inteligencia emocional. Tienes que saber llegar al ciudadano medio, emplear un lenguaje que te entiendan. Yo he sido juez decano y cuando hablaba de Derecho hablaba para que me entendiera la gente.

--¿Cómo difundirá la institución?

--Estoy muy agradecido a los medios porque siempre han sido muy receptivos a mi forma de trabajar y eso no lo vamos a perder. El principio de transparencia es fundamental. No es exceso de protagonismo, es voluntad de comunicar. No hay nada peor que el secretismo, y yo eso no lo voy a hacer. Aragón es tierra de concordia y pacto, y la palabra dada tiene que ser un fiel reflejo de cómo son las personas.

--¿Tiene alguna opinión sobre los periodos de mandatos?

--Como máximo, siete años y no renovables podría ser una modificación a futuro. Y hay una figura que no está desarrollada y es interesante que es la del Lugarteniente, que sería quien sustituye al Justicia si cae enfermo o no puede ejercer.

--¿Ha hablado con su antecesor? ¿Le ha dado algún consejo?

--Nos hemos visto antes de la votación en pleno, le he pedido consejos y me los ha dado. Fue mi preparador de oposiciones, ha hecho una buenísima labor y sus consejos de prudencia, persuasión y de equidad los voy a seguir.