La idea de construir un azud en el río Ebro a su paso por Zaragoza data del año 1954 cuando Ángel de Escoriaza realizó un estudio en el que se presentaba un proyecto de crear un lago artificial en el río de dos kilómetros. La finalidad era evitar el descenso del nivel del Ebro que "deja en seco gran parte de su cauce durante largas temporadas", algo que se podría lograr, según el estudio, "embalsando las aguas entre los puentes del ferrocarril y Nuestra Señora del Pilar". La idea se retomó en los años 90 por el empeño del grupo del PAR en el Ayuntamiento de Zaragoza y recibió el impulso definitivo al incorporarla el socialista Juan Alberto belloch a su programa de obras para la Expo. El azud, ahora en construcción, tendrá una altura desde el cauce a lo más alto de las compuertas de 2,67 metros; y de 7, 17 metros desde la cimentación hasta las compuertas. Su longitud alcanzará los 207,80 metros; contará con 7 compuertas abatibles por completo mediante un sistema oleohidráulico. La pasarela superior, para peatones y bicicletas, tendrá 10,10 metros de ancho y 103 metros de largo.