Jornada agridulce la de ayer para las entidades ciudadanas que llevan meses reclamando que los Gobiernos de la Unión Europea agilicen las acogidas. Por un lado, la satisfacción de saber que ayer se dio el primer paso para recibir a los refugiados. Por el otro, la rabia y la tristeza porque la burocracia solo deje llegar a nueve demandantes de asilo hasta tierras aragonesas.

"A cualquiera nos parece irrisorio que lleguen solo nueve refugiados, es una vergüenza y una pena porque hay miles de personas que necesitan ayuda", manifestó Ruth Álvarez, voluntaria del grupo Ayuda a refugiados en Zaragoza. Desde el grupo no comprenden el "secretismo" que rodea a la llegada de los demandantes de asilo. "Hemos propuesto colaborar con las instituciones para facilitar la sensibilización en el entorno en el que vayan a vivir los refugiados, sin necesidad de dar publicidad del lugar, pero nos han dicho que no", lamentó la voluntaria.

Agustín Gavín, presidente de Arapaz-MPDL, comparte la sensación de que el problema "es mucho más grave". "Se está desmontando el campamento de Idomeni y lo bueno sería que la llegada de estas nueve personas fuera solo el comienzo", expresó. A partir de ahora, esperan continuar con su labor de sensibilización a la población, pero reconocen que no tenían "infraestructuras" para realizar la acogida.