El avión quedó "pulverizado" tras un impacto tremendo. "Es imposible distinguir nada porque es un conglomerado de materiales irreconocibles. Apenas se intuye la cola del aparato y el trozo más grande del fuselaje que se puede identificar es una resto de carcasa con algunas ventanas". Así definía ayer una persona que había visto la zona cero las imágenes de los restos del avión que les mostraron las autoridades francesas a la comitiva internacional en su visita a Seyne-les-Alpes, la localidad donde se ha instalado el puesto de mando para recuperar los cuerpos de las 150 personas fallecidas en el accidente aéreo del pasado martes. Una operación de rescate en la que se siguen sin conocer las causas de la tragedia y en la que también se ignora cuándo se rescatarán los cadáveres y si se encontrarán todos.

La violencia de la colisión provocó que los pedazos del avión quedaran diseminados en una superficie de cuatro hectáreas y con un desnivel de 200 metros, lo que pone de manifiesto las dificultades que están encontrando los especialistas franceses a la hora de proceder a la recuperación de los cuerpos.

"Será un proceso muy lento, que durará semanas y en el que se perderán muchos restos", admitieron los responsables de la operación, en la que participan más de 500 personas, entre gendarmes, bomberos, militares, forenses, jueces, psicólogos y traductores.

Un rescate que tiene la dificultad añadida de la orografía de la zona, que es muy escarpada y en la que, debido a la altura, el terreno es sumamente resbaladizo porque está helado, por lo que es necesario introducir medidas de seguridad. Cuando se recuperen los cuerpos, los restos de las víctimas no se custodiarán en el polideportivo de Seyne-les-Alpes, donde ayer acudieron algunos familiares de pasajeros alemanes fallecidos, sino que se trasladarán a una ciudad con instalaciones de conservación adecuadas, aunque no se dejará a los familiares que hagan un reconocimiento visual.

El choque brutal del avión de la compañía alemana también causó graves daños a las dos cajas negras del aparato, que son fundamentales para averiguar las causas del accidente. El primero de los dos artilugios, con las conversaciones de la tripulación, se halló el mismo día del accidente, pero estaba bastante deteriorado.

Sin embargo, los investigadores han podido extraer un archivo de audio "utilizable", aunque han advertido de que podrían tardar semanas en sacar conclusiones fiables sobre el origen del siniestro, según explicó el director de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) francesa, Rémi Jouty. Ayer se encontró la carcasa de la segunda caja, pero en ella no estaba la tarjeta de memoria en la que se guardan los datos del vuelo y la búsqueda continúa.

VARIAS HIPÓTESIS ABIERTAS

Ante la falta de esos datos vitales para la investigación, todas las hipótesis siguen abiertas, así como los rumores y las especulaciones acerca de la tragedia. Una incertidumbre que las autoridades de los tres países implicados en el siniestro quieren evitar.

El procurador de la república francesa, Brice Robin (que sería un equivalente al fiscal general en Francia), anunció ayer que la justicia de su país abrirá una investigación en coordinación con los jueces de Alemania y Francia para determinar "en qué estado estaba el avión antes de despegar y cuáles eran las cosas (maletas y mercancías) que llevaba a bordo".

La Fiscalía de la Audiencia Nacional también está investigando las causas del accidente y tiene previsto solicitar información a las autoridades francesas, por si hubiera indicios de delito perseguibles en España.

"Hay unas diligencias abiertas en la fiscalía para determinar si los hechos tienen carácter o naturaleza delictiva y, si es así, que no lo sabemos todavía, precisar si son perseguibles en España", confirmó ayer el jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza. En concreto, la Fiscalía quiere conocer, a través del informe que ha pedido a la Policía, si el siniestro del aeroplano se debió alguna circunstancia delictiva o si pudo ser consecuencia de una negligencia o error humano.