Las caras en el Congreso de los portavoces de los grupos minoritarios reflejaban ayer un considerable disgusto. Los partidos son conscientes de que, ante un escándalo de corrupción de las dimensiones que está tomando el caso Bárcenas, la sociedad mete a todos los políticos en el mismo saco. "La bomba Bárcenas ya se ha activado", lamentaba el líder de IU, Cayo Lara. "La corrupción es sistémica y, aunque no todos los políticos meten la mano en la caja, todos estamos obligados a limpiar la podredura", añadía el republicano Alfred Bosch.

Ante este escenario, para ERC, IU-ICV-CHA y el BNG solo queda una solución: que Mariano Rajoy dimita y convoque elecciones. "En cualquier país con prácticas democráticas, es evidente que debería haber elecciones anticipadas y, si en el Estado español no se hacen, será un caso único en el mundo occidental", advirtió el presidente de ERC, Oriol Junqueras. "Ya no basta con que se marche el presidente", apuntaló el líder de ICV, Joan Herrera, en las redes sociales.

Ambos partidos solicitaron asimismo la creación de una comisión de investigación en el Congreso para abordar los casos de corrupción que salpican a todos los partidos y a la Casa del Rey.

CiU y el PNV no fueron tan lejos como las fuerzas de izquierda, pero exigieron al PP explicaciones convincentes acerca de la su contabilidad. Eso sí, sin pedir dimisiones. Josep Antoni Duran Lleida instó a los populares a aclarar las acusaciones aunque subrayó que no se va a sumar al "espectáculo" de las "elecciones ya". El convergente Pere Macias pidió "humildad" al PP la hora de denunciar la corrupción de otros partidos.

El PNV, que mostró su desconfianza en el éxito de una eventual comisión de investigación, exigió al PP que aclare el cobro de sobresueldos antes de reclamar un pacto anticorrupción.