Félix Misol, cuyo hijo de 5 años es alumno del colegio Virgen de Guadalupe de Zaragoza, mantenía ayer su incertidumbre ante el posible cierre de la única aula concertada del centro, pero también manifestó un lado realista con lo que está aconteciendo. «Es una mezcla de incredulidad con indignación. No entendemos por qué se tienen que meter con estas cosas, cuando es una elección libre de los padres», apuntaba. Su hijo, con síndrome de Down, podría verse afectado «si se mantiene una dinámica de cierre en los próximos años», dijo. «Cuando tienes un hijo con discapacidad valoras muchas cosas para optar por un colegio. Si fue nuestra elección, las Administraciones deberían satisfacer esa decisión y no coartarla», indicó Misol, quien habló del «daño» que se le hace al centro con este rumor. «Puede llevar a la indeterminación de las familias».