La visita de ayer fue ante un reducido grupo de personas y tan solo se mostraron 6 de las 43 piezas que fueron trasladadas desde Lérida el pasado lunes en las mejores condiciones de seguridad y con la supervisión de los técnicos de Cultura del Gobierno de Aragón y una empresa especializada. De las seis piezas que ayer se pudieron contemplar por escaso periodo de tiempo y en unas luces led tenues para no modificar ninguna condición ambiental, tres fueron sepulcros de madera policromada, excepcionales por su valor y calidad, correspondientes a diversas monjas e infantas. Uno de ellos, del maestro Blasco de Grañén fechado en 1434, y otro de 1494.

Según la técnica del Gobierno de Aragón, Laura Asín, estos sepulcros que se exponían de forma permanente en el museo de Lérida se conservaban en un estado «aceptable». También se exhibieron tres fragmentos de un retablo de alabastro policromado con escenas de Santa Ana y el Niño Jesús, del maestro Joly, artista francés afincado en Zaragoza en el siglo XV.

Según Así, el proceso de desembalaje puede demorarse durante 15 días, o un mes o incluso dos, dependiendo «de los recursos» que se dispongan. Según señaló esta técnica, que junto a otros cinco compañeros llevan meses trabajando incansablemente en este asunto, fue muy emocionante abrir algunas cajas y comprobar los detalles de los sepulcros, que aunque ya se conocían por exhibirse en el museo leridano, ahora se podrán estudiar con mucha más precisión. Igualmente, y después de dos jornadas muy intensas, resultó muy emotivo, según Así, conocer algunas piezas que solo se conocían por catálogo, ya que el museo los tenía en depósito en almacenes, sin exponerse al público.

Una vez se restaure lo posible y se concluya la fase de conservación y estudio, se diseñará un nuevo discurso museístico, para el que no hay fecha todavía fijada.