La casualidad del calendario ha querido que, en plenos tiempos de desafío rupturista de Cataluña con España, se inaugurara ayer en Zaragoza la exposición Dicen que hay tierras al este, una muestra que resalta los estrechos vínculos que históricamente han unido a Aragón con Cataluña, lazos que ahora parecen resquebrajarse después de siglos de convivencia y colaboración próspera que, sin duda, y como ayer se resaltó en la presentación de la muestra, fueron muy beneficiosos para ambas comunidades.

Articulada en doce bloques, la muestra --comisariada por el historiador Alberto Sabio y la participación de un buen número de expertos en Historia tanto de Aragón como de Cataluña-- participa de la necesidad de «pensar históricamente», según indicó Sabio durante la presentación de esta exposición que se podrá contemplar en el Palacio de Sástago de Zaragoza hasta el próximo 7 de enero, organizada por el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ).

Entre estos bloques, destacan los que explican que Cataluña fue un destino preferente de la emigración aragonesa de 1880 a 1980; la línea del Ebro y el tráfico mercantil, con Tortosa como un auténtico puerto que daba salida al mar a Aragón; las transferencias energéticas entre Aragón y Cataluña; la conciencia aragonesista en Barcelona, así como las redes de apoyo; los escritores y músicos aragoneses en Cataluña; el liderazgo de los aragoneses en la transición en Cataluña (destacando Gregorio López Raimundo y Antonio Comín); el territorio común de las artes; el talento académico compartido; el patrimonio cultural de la Franja oriental, donde las fronteras administrativas no coinciden con las sociales; y el paisaje del Centro Excursionista de Barcelona.

Dicen que hay tierras al este es uno de los versos de la emblemática canción Aragón de José Antonio Labordeta, quien también tuvo una fuerte vinculación con la emigración aragonesa en Barcelona. La muestra pretende, frente al «delirio», el «calentamiento político» y los «mitos», aportar un «antídoto» que enfríe la historia y favorecer que no se practique la «ignorancia recíproca» ni primen los relatos construidos «ad hoc», explicó Sabio. Pero tampoco rehuye el conflicto y las fricciones naturales entre vecinos de territorios colindantes. No es una exposición victimista ni fácil, al disponer de «múltiples aristas», añadió el comisario.

Por su parte, el presidente de la DPZ, Juan Antonio Sánchez Quero, destacó que se ha pretendido resaltar lo que une a ambas comunidades y presentar a Aragón y a Cataluña «como tierras hermanas» y «como parte de una realidad tejida durante siglos de historia en común».