José Luis Ábalos (Torrent, 1959) llega al poderoso cargo de secretario de organización del PSOE bregado en la agitada vida interna del PSPV en el que, tras un fugaz paso por el PCE y sus juventudes, milita desde 1981. Casi desde entonces ha sido pieza clave en cada congreso socialista, bien sea de Valencia, de la provincia, de la que es secretario general, o de la Comunidad Valenciana.

De hecho, aspiró en dos ocasiones a ser secretario general autonómico. En las dos perdió, pero dar la batalla le permitió mantener una importante cuota de poder para él y los suyos, un núcleo duro al que siempre es fiel y que le devuelve esa fidelidad. Con el resto, las alianzas y enfrentamientos van y vienen porque le sobra mano izquierda.

Pedro Sánchez entró hace un tiempo en ese círculo de confianza, ampliando su circunferencia hasta Madrid, donde Ábalos es diputado. El valenciano fue uno más de los que le apoyaron en 2014 pero mantuvo su compromiso cuando casi todos lo rompieron. Arriesgó su capital político al organizar en Xirivella el primer acto de la reconquista sanchista.

Pero a este maestro y consultor de cooperación internacional no le asusta ni el riesgo ni nadar a contracorriente, aunque siempre dentro del aparato. Defendió el no a Rajoy hasta el final pero acabó cumpliendo la disciplina y absteniéndose en la investidura.