El desdoblamiento de la N-232 (Santander-Vinaroz) en su trayecto aragonés sigue siendo una reclamación pendiente de resolver, ya que de los 143 kilómetros totales de la vía, el ministerio solo trabaja en 28. Hace un año, el Consejo de ministros autorizó las obras del tramo Gallur -Mallén y a día de hoy los 15,09 kilómetros que separan ambas localidades zaragozanas siguen todavía sin adjudicarse. Donde sí se está trabajando es entre Figueruelas y Gallur, obras que comenzaron en el mes de febrero y cuyo porcentaje de ejecución no fue ofrecido por el ministerio que dirige Íñigo de La Serna. No obstante, alcaldes como el de Pedrola, Felipe Ejido, señalan que «van muy lentas» y duda que estén listas en los cuatro años que prometió el Gobierno de España.

La situación de esta carretera nacional entre El Burgo de Ebro (Zaragoza) y Monroyo (Teruel) está en peor situación. Según la alcaldesa de Fuentes de Ebro, donde se realizó un parche con una variante de doble sentido en el 2009, esto responde a que el Estado «les tiene abandonados».

Los 114,2 kilómetros de distancia entre Zaragoza y la Comunidad Valenciana están pendientes de licitación, si bien no hay ningún compromiso estatal para llevar a cabo dichas obras. El estudio informativo de la misma fue aprobado, al igual que la Declaración de Impacto Ambiental.

OPCIÓN

En aquel entonces, Fomento recomendó como opción la alternativa que transcurría por el norte de Alcañiz (Teruel), en su paso por esta población, y al sur de la N-232, entre el cruce del arroyo del Regallo y las proximidades de Híjar. Sin embargo, tras analizar las alegaciones presentadas, la Dirección General de Carreteras constató que gran parte de las mismas hacían referencia al paso del trazado seleccionado por una zona de regadío al norte de la localidad de Alcañiz, solicitando en su gran mayoría un desplazamiento del trazado de unos 400 metros hacia el norte, en una longitud entre 5 y 7 kilómetros, de forma que no se afectara a la zona de regadío denominada Val de Hueso. Como consecuencia de ello, y ante la existencia de un proyecto en la Diputación Provincial de Teruel para ejecutar la variante noroeste de Alcañiz, Fomento decidió buscar la mejor alternativa posible, desplazando el enlace 3 hacia la zona de salida de ese vial de la N-211 a Caspe, y analizando su despegue de la conexión de la N-232 (Venta de la Panolla) con la autovía. Finalmente, el trazado alternativo conllevó un desplazamiento de unos 400 metros desde unos dos kilómetros al este del cruce con la carretera N-211 al norte de Alcañiz hasta el enlace planteado al norte de Motorland.

La nueva traza atravesaría un terreno orográficamente más complicado, pero geotécnicamente más adecuado, reduciendo drásticamente la afección al regadío y con cambios no determinantes en el resto de variables. Un proyecto que, de momento, está en el cajón de «pendientes» del Gobierno de España. La única obra que sí están realizando --una petición que siempre se aplazaba a la hora de presupuestarla-- es el acondicionamiento de la N-232 entre el límite provincial de Castellón hasta la intersección con la provincial a Ráfales, TE-V-3005. Las actuaciones previstas son la construcción del viaducto de San Bernardo, de 338 metros de longitud, para aumentar la permeabilidad de la vía y la reducción del impacto paisajístico y la supresión del paso por Monroyo. Este mes, la DGA volverá a reclamar la N-232 al ministro.