Amado Franco deja la presidencia de Ibercaja. Tras 47 años de intensa dedicación a esta institución financiera, el veterano banquero zaragozano ha decidido ceder el testigo a José Luis Aguirre, su hombre de confianza y otro de los grandes referentes en la alta dirección de la entidad, que en esta nueva etapa conjugará su larga experiencia con la savia nueva del banco, representada en Víctor Iglesias, que le sustituyó hace dos años como consejero delegado. El relevo culmina la renovación ordenada del equipo directivo y pone el broche al profundo proceso de transformación del grupo que ha pilotado en la última década, del que queda pendiente un último capítulo: la previsible salida a bolsa --forzada por los reguladores- antes del 2020.

El anuncio de la marcha de Franco fue anunciado en una emotiva conferencia de prensa celebrada en el Patio de la Infanta de la sede central de la plaza Paraíso. Aunque causó sorpresa, su salida era esperada hacía tiempo. El relevo se ha ido gestando desde que Iglesias se convirtió hace dos años en primer ejecutivo del grupo y responde, aseguró, a «motivos personales». «No he disfrutado de mis cuatro hijos, pero quiero disfrutar de mis nietos», se sinceró, al tiempo que bromeó: «Me encanta esquiar, ahora podré ir entre semana».

En una sesión previa a la comparecencia pública, Franco comunicó la decisión al consejo de administración del banco, que aceptó su renuncia al cargo de presidente y de consejero, al tiempo que reconoció y agradeció «la magnífica labor desempeñada en su brillante trayectoria». En la misma reunión, Aguirre, actual vicepresidente primero, fue nombrado sustituto -con funciones no ejecutivas- por su «acredita y sobrada experiencia directiva y notable conocimiento del sector bancario», un cambio que queda pendiente del visto bueno del Banco Central Europeo.

Amado Franco, que seguirá vinculado a la entidad sólo como presidente de honor del banco, ha entendido que este era el momento para retirarse. «De estos puestos hay que irse cuando las cosas van bien, nadie te lo pide y cuando lo dejas en buenas manos. Eso hago yo», aseguró. Lo hace tras 47 años en Ibercaja, 17 de ellos como director general y 13 como presidente, primero de la caja y desde el 2011 del banco.

La «espina clavada»

En este tiempo, junto a Aguirre, le ha tocado lidiar con el «tsunami financiero» que estalló en el 2007 tras la caída de Lehman Brothers y que derivó en la debacle de las cajas de ahorros en España, siendo Ibercaja una de las pocas que se ha librado de la quema. Por imperativo de los reguladores, esto obligó a esta centenaria entidad a convertirse en un banco y gestionar su obra social desde una fundación bancaria. Ese es precisamente la mayor insatisfacción de su trayectoria, admitió en su despedida: «Me voy con la espina clavada de que Ibercaja sea hoy un banco y no una caja».

Franco aseguró que se marcha con un sentimiento «agridulce», satisfecho de haber colaborado a que la institución sea «solvente, sólida, con futuro y aragonesa», con «orgullo» de haber pertenecido a ella y con la tranquilidad de que está «en muy buenas manos». Sobre sus sucesores, apuntó que tanto a Aguirre como a Iglesias no tiene que darles ningún consejo. «Saben volar solos perfectamente. En la vida, cuando te vas, te vas, y confías en las personas por su trayectoria, porque los conoces y por los hechos», subrayó.

Por su parte, el nuevo presidente y el consejero delegado glosaron la trayectoria de Amado Franco a lo largo de su trayectoria en la entidad por su «su gran vision de largo plazo, la expansion comercial que hizo la caja, el haber frenado a tiempo el negocio promotor y por su prudente gestión en la crisis financiera». Una «brillante» labor que ha permitido a Ibercaja «seguir independiente».

La vicepresidencia primera la ocupará a partir de ahora Jesús Bueno Arrese, experto en materia financiera que entró en Ibercaja por oposición en 1976 y, entre otros puestos, ha sido director general adjunto, secretario del consejo de Ibercaja y presidente de Ibercaja Vida. Víctor Iglesias, asimismo, recibió el respaldo del consejo de administración como consejero delegado, cargo que ocupa desde el 2015.