El Ayuntamiento de Zaragoza mostró ayer su rechazo unánime al crimen de odio cometido el pasado viernes contra Víctor Láinez, asesinado, presuntamente, por Rodrigo Lanza. Se trataba de un acto institucional que pretendía manifestar su repulsa a la violencia y que estuvo manchado por la polémica y la política de los gestos.

A las 12.00 horas, y frente a medio centenar de personas -algunas con banderas de España-, la corporación municipal guardó un minuto de silencio a las puertas de la casa consistorial. Un minuto que dio para mucho.

El acto comenzó con la lectura de la declaración institucional acordada por todos los grupos municipales en una junta de portavoces que solicitó el PP. Fue leída por el periodista de la cadena SER Juanjo Hernández, con la intención de mostrar imparcialidad y evitar el posicionamientos de los grupos.

El alcalde fue increpado por su decisión de no aplaudir al término del minuto de silencio. Algo que hicieron todos los miembros de la corporación, el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, y el secretario general de Podemos, Nacho Escartín, los dos únicos representantes ajenos al consistorio que acudieron.

Según fuentes del Gobierno, Santisteve, por decisión propia, no aplaude en este tipo de actos como muestra de «respeto a las víctimas», salvo en alguna ocasión. En febrero del 2016, el regidor sí que lo hizo tras el minuto de silencio convocado tras la muerte de la primera mujer víctima de la violencia machista del año.

«Aplauda alcalde», le gritó más de uno de los asistentes. «¿Dónde están (Alberto) Cubero e (Pablo) Híjar?», preguntaron otros. El concejal de Servicios Públicos fue uno de los grandes ausentes al acto. Casualmente, entró al ayuntamiento dos minutos antes de la lectura de la declaración institucional. Según explicaron desde el Gobierno, asistió a una reunión urgente con los representantes de los trabajadores de la sociedad municipal Zaragoza @Desarrollo Expo que, al parecer, no se pudo retrasar los escasos cinco minutos que duró la concentración. Los sindicatos y empleados negaron a este periódico que tal encuentro se celebrara.

Sobre las 21.40 horas, Cubero público un tuit en el que compartía el «comunicado de la familia y amigos de Rodrigo Lanza, hay otras versiones de lo ocurrido...». Es la única manfiestación del concejal al respecto.

Tampoco estuvo presente Arantza Gracia por motivos «extraordinarios» y Pablo Híjar, de viaje en Murcia. De C’s faltó Elena Martínez, que se encontraba en un acto de la Diputación de Zaragoza.

El alcalde recibió gritos en los que le pedían su «dimisión». No fueron los únicos, también se escuchó: «Ya os queda poco» o «le habéis dado cobijo».

Salvo CHA, que prefirió no entrar a valorar la actitud del alcalde, tanto PP, PSOE como C’s manifestaron su incomprensión por el gesto. Calificaron de «incoherente» la actitud de Santisteve ya que firmó la declaración institucional. Desde el Gobierno insistieron en que no se trata de una posición política ni una muestra de apoyo o rechazo.

Un acto de condena por un crimen de odio, acordado de forma unánime y en representación de la ciudad, y que pretendía lanzar un mensaje de paz y solidaridad, acabó siendo un motivo más de críticas, crispación y división.