Gabriela trabaja como limpiadora en distintas comunidades de vecinos, repartidas por todas las partes de la ciudad. Le es imprescindible recurrir al transporte público para llegar a su puesto de trabajo. "Tengo que llegar a cada comunidad a una hora determinada, así lo tengo acordado, y con esta huelga se pone muy difícil", criticó. En muchos casos, sus desplazamientos requieren tomar dos líneas distintas de autobús. "Es imposible esperar 40 o 45 minutos en todas, y todavía fastidia más cuando después de ocho o nueve horas solo quieres irte a casa y te toca esperar", lamentaba. Gabriela criticaba que nadie hubiera planteado descontar el dinero del bonobús. La decisión tomada ayer por el Gobierno de ZeC aliviará en parte su demanda.