Los flujos migratorios han incidido en Aragón positivamente, tanto que es una de las comunidades autónomas donde más se ha incrementado la población joven de menos de 30 años. Este aumento del saldo migratorio ha sido mucho menos significativo que un año atrás pero ha representado un habitante más por cada 1.000 residentes de 16 a 29 años. No obstante, en el perfil de 30 a 34 años sigue siendo mayor el número de personas que emigran que el de las que se establecen en la región provenientes del extranjero.

El saldo migratorio en este colectivo es de 6,8 personas menos por cada 1.000 residentes. Un dato que ayuda a compensar la pirámide generacional pero que convendría apoyarse también en una juventud con empleo y emancipada para contribuir a un sistema de pensiones estable.

Porque son muchos los jóvenes que abandonan el territorio para buscar oportunidades en el extranjero, compensando la llegada de jóvenes a Aragón y agravando el problema en el medio rural.