Irene Roque tiene 25 años. Estudió un grado superior de Turismo y un máster, y trabaja actualmente como coordinadora de eventos en un hotel. Sin embargo, mientras estudiaba, realizó otros trabajos y tuvo que enfrentarse en varias ocasiones a lo que califica de «estafa»: las empresas que publicitan un anuncio de trabajo atractivo pero que, en realidad, no tiene nada que ver con la oferta real. Las condiciones prometidas no se cumplen.

«Se aprovechan de los jóvenes, de la ilusión, de la necesidad», clama. Mientras completaba su formación, buscaba empleos de pocos días como azafata, en eventos. Muchas veces tuvo suerte, pero en otras ocasiones no fue así. «Buscaba trabajos temporales, y vi una oferta de una empresa que requerían azafatos y promotores. Acudí a la empresa, y en la entrevista vi claramente que nos estaban engañando. Empezaron a venderme ellos el trabajo, cuando debería ser el candidato el que se venda. A mitad de entrevista se destapó: querían comerciales a puerta fría. Yo ya había trabajado de eso, y eso no son azafatos. Adiós a las condiciones del anuncio, incluso al salario -solo comisión-, todo era diferente. Les pregunté y no hubo respuesta. Me fui desilusionada», explica.

La experiencia que cuenta Irene Roque es una crítica muy común entre quienes buscan un empleo. «Hay empresas que se aprovechan de los jóvenes con ofertas gancho que son directamente una estafa. Empecé a investigar y es una práctica habitual. Juegan con nuestra ilusión», concluye. J. M. B.