33La historia de la empresa pública dedicada a la ejecución y gestión de infraestructuras publicas y a la prestación de servicios agroambientales para el desarrollo sostenible de las zonas rurales siempre ha estado plagada de sombras. Sarga llegó tras la fusión de Sirasa y Sodemasa, dos organismos que tradicionalmente se habían considerado instrumentos de los partidos en el poder (el PSOE y el PAR en aquel momento) para colocar laboralmente a sus afiliados y simpatizantes. La unión se impulsó con la llegada al Ejecutivo autonómico del PP (también con el apoyo de los aragonesistas) y motivó un buen número de despidos.

33Las denuncias de trabajadores y afines hablan de listas de intocables, de organismos sin funciones correctamente definidas, acusaciones de nepotismo o contrataciones a dedo. Las retribuciones de los altos cargos también han sido puestas en duda en numerosas ocasiones. El despido de tres directivos y un recorte de plantilla han sido los últimos escándalos.