La producción en la factoría de Figueruelas de un vehículo que hasta ahora se fabricaba en Corea es un hito sin precedentes en la historia industrial de Aragón, como lo fue hace más de tres décadas la propia instalación de Opel España en la localidad zaragozana.

Estamos ante un hecho que podría incluirse en el concepto de deslocalización inversa. Además de poner de manifiesto la capacidad tecnológica y productiva de la planta, basada en gran medida en el buen clima social reinante entre todos los agentes que la integran, deja claro que Europa puede y debe seguir liderando el mercado mundial del automóvil de calidad.

El Mokka ya es un éxito, basta darse una vuelta por las calles de cualquier ciudad europea o seguir la prensa del motor para comprobarlo. Fabricar un vehículo no es fácil. Hacerlo y lograr que triunfe en la que quizá sea la categoría en la que más dura es la batalla de la competencia, la de los SUV, lo es aún menos. Y si además para ello hay que superar a fuerza de competitividad costes logísticos y energéticos que otros no tienen, el logro es aún mayor.

Opel, una vez más, marca el camino a seguir en del sector industrial. Larga vida al Mokka y enhorabuena a Figueruelas.