Los hospitales aragoneses están haciendo un esfuerzo desde hace ya varios años para mejorar sus menús, siguiendo máximas como la incorporación de cinco raciones al día de frutas y verduras. Por este motivo, en centros como el Clínico se ha sustituido la ya tradicional merienda de café con leche por una pieza de fruta o por tarrinas de frutas trituradas con suplementos vitamínicos. También en el Servet han modificado las meriendas, adaptándolas según el postre que se da en la comida, y en el desayuno han comenzado a realizar su propia bollería durante dos días a la semana. En la línea de hacer que el paciente se sienta como en casa --al menos hasta cierto punto-- el Royo Villanova ofrece chocolate con churros para desayunar durante los fines de semana. Y todos los centros elaboran menús especiales en días señalados.

Algunas de estas iniciativas vienen impulsadas por los dietistas de los centros hospitalarios. Es el caso del Clínico. "Observamos que el café con leche y galletas para merendar quitaba el hambre a los pacientes para la hora de la cena. A propuesta de la unidad de Dietética del propio centro realizamos una prueba en tres plantas para ver si el paciente aceptaba bien el cambio por fruta. Solo el 3% puso problemas, así que vimos que iba a ser una medida muy bien aceptada", explica la jefe del servicio de Hostelería del hospital Clínico, Natividad Herrero. De este modo, cada planta decide cómo repartir la merienda: en algunos casos se sirve la fruta ya con la comida --"de este modo evitamos entrar a la habitación del paciente", indica-- y en otros es la auxiliar de enfermería la que la reparte cuando da la medicación de la tarde. "Se hicieron charlas con las auxiliares y si algún paciente pide leche o una infusión ellas la preparan en el office, donde disponen de todo lo necesario", explica.

Esta medida ha supuesto un mayor desembolso económico para el centro hospitalario, ya que casi el 40% de los pacientes toma compota, un producto que cuesta casi cuatro veces más que el tradicional café con leche con galletas. Además, se ha sustituido el pan de la comida por una tapa.

En el hospital Miguel Servet, el que más comidas reparte cada día --unas 1.600 en cada turno--, también han variado la dinámica de las meriendas, que se adaptan según el postre que se da en la comida. "Damos fruta o un postre lácteo, dependiendo de lo que los pacientes hayan comido", explica el subdirector de Asuntos Generales de este centro, Ángel Peñalver.

"Tratamos de dar tres o cuatro piezas de fruta por paciente cada día. Queremos llegar a cinco. Estamos incidiendo mucho en los desayunos para que sean variados. Se han suprimido las galletas y dos días por semana nosotros mismos horneamos nuestra propia bollería", asegura Peñalver. De este modo, un día a la semana las cocinas elaboran sus propios churros y hornean sobaos y madalenas mantecadas con almendras.

Uno de los objetivos del Servet es que los pacientes puedan elegir entre varios platos --ya lo hacen los niños--, algo que ya se hace en centros hospitalarios más pequeños, donde la organización de los menús se simplifica. De este modo en los hospitales de Calatayud, Alcañiz, Barbastro, San Jorge de Huesca y Obispo Polanco de Teruel ya ofrecen esta posibilidad.

En el Royo Villanova, los sábados y domingos el desayuno consiste en chocolate con churros. Y la merienda contiene un lácteo (soja, café con leche o colacao y yogur), un cereal (magdalena, galletas) y un complemento (bocadillo, queso, un zumo, o fruta).

En los centros de fuera de la capital aragonesa las posiblidades de elección del paciente aumentan --en todos los hospitales se hacen menús específicos para diabéticos, hipertensos--. En Alcañiz en la merienda dan leche con café o colocao, fruta o zumo y galletas. En Barbastro, leche con galletas o yogur y zumo, en verano. El Obispo Polanco ofrece leche, café, colacao, galletas y magdalenas, pan tostado, yogures, fruta y manzana asada. En Calatayud, la merienda incluye leche con galletas o yogur o fruta.