Ibercaja estrena el año con el reto de iniciar una nueva etapa. La larga travesía por la reestructuración del sector financiero, que comenzó en el 2009, ha situado a la entidad entre la docena de supervivientes tras un exigente proceso que culminará con su salida a bolsa, probablemente en el 2017. El banco aragonés, que ha diseñado un proyecto "independiente" y un futuro "en solitario", rechaza de plano los rumores que lo colocan como uno de los grupos preferidos por los grandes bancos para formar parte de una fusión. En los últimos meses todos los mensajes, tanto los institucionales como de expertos, apuntan hacia una nueva ronda de fusiones, pero Ibercaja se resiste a ello. "Aunque puedan explorarse algunas vías complementarias, la salida a bolsa es el camino prioritario", subrayan fuentes de la entidad financiera consultadas por este diario.

El objetivo fundamental de su salto al parquet es reducir la participación de la Fundación Ibercaja por debajo del 50%, tal y como marca la ley de cajas impulsada por el ministro de Economía, Luis de Guindos, y evitar así tener que crear un fondo de reserva que supondría un esfuerzo excesivo para este tipo de entidades. No obstante, desde Ibercaja inciden en que este nuevo escenario permitirá "acceder a los mercados de capitales de forma más sencilla y ágil y adaptarse a las exigencias de reguladores e inversores internacionales".

UN ESCENARIO COMPLEJO

Pese a ello, el contexto en que se mueve el sector financiero quizá no sea el mejor para una salida a bolsa, aunque desde la entidad confían en que el horizonte sea cada vez más favorable. Los escasos márgenes de la banca como consecuencia de los bajos tipos de interés han reducido los beneficios y el atractivo para los inversores. Con todo, el banco aragonés destaca que este escenario se ha visto compensado en los últimos años con la mejora del coste de financiación y con la reducción de costes. De hecho, Ibercaja tiene hoy solo 500 empleados más que hace seis años (5.444 frente a 4.946 en el 2009), a pesar de haber integrado a tres nuevas entidades.

La llegada de Caja3 (CAI, Caja Badajoz y Caja Círculo de Burgos) al grupo --"la acción más corporativa afrontada por Ibercaja desde su constitución en 1876", puntualiza la entidad-- ha permitido ganar tamaño en una coyuntura en la que el crecimiento orgánico estaba "muy limitado" por la crisis económica, ampliando su base de clientes a casi 3 millones. Además, las sinergias de costes son superiores al 25% "sin apenas pérdida de clientes y negocio", afirman desde Ibercaja. Desde la perspectiva de los ingresos, a corto y medio plazo, habrá una mejora de la eficiencia, la solidez y la rentabilidad, sostiene el banco.

Tras culminar la integración de Caja3 en octubre del 2014, Ibercaja ha trabajado en consolidar la nueva estructura y en poner los mimbres necesarios para convertirse en el corto plazo en un banco cotizado, según recoge su plan estratégico 2015-2017. En definitiva, la tarea lleva implícito el objetivo de ser una entidad cada vez más atractiva para los inversores.

Uno de los hitos más importantes en este proceso fue la emisión de deuda subordinada en los mercados de capitales por 500 millones de euros a mediados del 2015, lo que convirtió a Ibercaja en la primera entidad no cotizada en conseguir colocar este instrumento en el mercado desde el inicio de la reestructuración financiera. Ello le permitió elevar la ratio de capital un 2%.

Otro paso dado por Ibercaja fue la venta de una cartera de préstamos a promotores inmobiliarios (operación Goya), la mayor parte de ellos dudosos, por un importe de 700 millones de euros, lo que reportó una mejora de la solvencia, una reducción de la morosidad en un 1,20% y desprenderse de activos improductivos. No obstante, todavía resta por vender un tercer paquete inmobiliario.

MÁS CRÉDITO

Desde la perspectiva de la actividad tradicional, la apuesta del grupo pasa por impulsar más la actividad crediticia a pymes y consumidores y mejorar la cuota de mercado en esta área. La incipiente recuperación económica contribuirá a ello, puesto que las pymes y el consumo han reactivado la inversión y el gasto. Solo en el 2015 el crédito nuevo concedido ha superado en casi un 50% el otorgado durante el año anterior. De ellos, prácticamente el 60% se han dirigido a pequeñas y medianas empresas, mientras que la financiación de familias, vivienda y consumo concentró el 22%. El resto fue para administraciones públicas y grandes compañías, señala Ibercaja.

De cara al 2016, la entidad prevé que el crédito repunte de nuevo un 30%, de modo que el objetivo es alcanzar los 5.500 millones, la mayoría para pequeñas y medianas empresas.