Un bebé en brazos de su madre, en los primeros días de vida, empieza a sentir el mundo. Una mujer con síndrome de Down pasea y se divierte en plena naturaleza, recoge flores y sonríe. Ambos son iguales, han nacido en una sociedad equitativa y tienen derecho a recibir una atención en igualdad de condiciones en todos los ámbitos. Porque son habitantes de un mismo mundo, residentes en Aragón, donde gracias al plan de salud 2030 presentado ayer recibirán una atención integral, no solo para ganar años de vida sino también para vivirlos en buenas condiciones y con menos desigualdades sociales.

Con estas escenas, grabadas y dirigidas por la cineasta aragonesa Paula Ortiz, empezó ayer el acto institucional en una Sala de la Corona abarrotada hasta la bandera. Pero no por ser institucional todos los presentes fueron políticos o personal del Gobierno de Aragón, sino que la nota predominante fue la presencia de un sinfín de representantes y miembros de colectivos sociales, sindicales y sanitarios que han colaborado en la elaboración del plan de salud.

El ambiente fue distentido, de cercanía, de saludos, de felicitaciones. Porque se trata de haber hecho realizado un proyecto social, colectivo y de cooperación para y con la ciudadanía.

Decía el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, durante su intervención que las desigualdades en salud «son el reto pendiente» de las sociedades y que se requiere una mejora en las instalaciones, más inversión en investigación y una «asistencia comunitaria» para empezar a cambiar el sistema. Asentía, entre el público, Patxi García, gerente de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Aragón.

Este colectivo ha participado en la elaboración del plan y García tildó de «imprescindible» su puesta en marcha en la comunidad. «Siempre estamos protestando de que determinadas políticas de sanidad se toman a corto plazo y no es bueno. El hecho de poner un objetivo hasta el 2030 nos plantea una perspectiva muy buena para trabajar y, sobre todo, beneficiar al ciudadano», dijo. «Otra cosa vital del plan es que habla de salud y no de sanidad. La salud va más allá, no es solo enfermedad», añadió García.

Algún recelo

No se mostraron tan optimismas con el proyecto algunos portavoces sindicales. «Soy más escéptico con las letras que con los números. Son los presupuestos los que hablan, también de salud y, por ahora no dicen nada. Tengo que analizar más en profundidad el plan», señaló Lorenzo Arracó, secretario general del sindicato médico Cemsatse en Aragón. También Leandro Catalán, presidente de los Médicos de Atención Primaria, se mostró escéptico con el plan. «Me ha parecido muy ambiguo, amplio en contenidos pero sin aplicación práctica. Educar en salud y estilo de vida deben constar ya en la educación de la población», apuntó.

El plan potenciará la Atención Primaria y este enfoque «ilusiona» a los más jóvenes. «Involucra determinantes sociales y participación ciudadana. Es una orientación adecuada que esperamos que contribuya a mejorar la salud de los aragoneses», señalaron ayer Natalia Formento, María García, Saray Aparicio y Patricia Andrés, cuatro residentes de enfermería familiar y comunitaria que elaboraron uno de los videos que ayer se proyectaron en la Sala de la Corona.

El documento de estas jóvenes, presentado en el festival Cine y Salud, explica «la recomendación de activos desde la Atención Primaria» con el fin de ofrecer unas condiciones dignas, especialmente, a la población de edad avanzada. «La promoción de la salud no es nueva, pero es un paso gigante para la sanidad actual en Aragón», añadieron las enfermeras. Y más cuando la comunidad se caracteriza, como tantas veces se reitera, por una dispersión geográfica considerable y una sociedad envejecida.