Regresó Pablo Iglesias de sus vacaciones con el enésimo golpe de efecto. Después de tres semanas de ausencia, el secretario general de Podemos volvió a colocarse en el centro de los focos cuando desveló a su llegada al Congreso que había conversado con Pedro Sánchez en estos días de descanso convencidos ambos de que, si Mariano Rajoy llega a fracasar en su investidura, intentarán formar un gobierno progresista.

El anuncio tomó más vuelo por lo que sucedió minutos después. El líder de la izquierda populista se acercó a hablar con el secretario general del PSOE en la reunión de la Diputación Permanente e, inmediatamente, se evidenció en la votación que socialistas y podemistas habían llegado a un acuerdo para elegir a los representantes de la Mesa, pacto que fueron incapaces de alcanzar en la legislatura anterior.

«Hemos hablado de que primero tiene que producirse la investidura de Rajoy, y si fracasa, estamos de acuerdo los dos en que habría que dialogar y que un gobierno progresista es lo que necesita España», dijo Iglesias, que aseguró que ambos dirigentes coinciden en la necesidad de «explorar» esa posibilidad.

La revelación causó cierto estupor entre los socialistas, que pusieron en cuarentena la base real de esa afirmación y se inclinaron por pensar que el jefe de Podemos había hecho una interpretación creativa de la conversación telefónica.

A la salida de la Diputación Permanente, un Sánchez esquivo se limitó a aseverar que había conversado con Iglesias pero lo circunscribió al diálogo habitual entre dirigentes políticos y, lejos del entusiasmo por tender puentes, prefirió subrayar la urgencia de que Rajoy diese a conocer la fecha de la investidura.

Horas más tarde, sin embargo, la escalada de las expectativas de un gobierno progresista era tal en el Congreso que el PSOE emitió un comunicado en el que desmentía a Iglesias. No solo niega que estén de acuerdo en intentar la vía de izquierdas si fracasa Rajoy, sino incluso, que hayan abordado esa cuestión. «En ningún caso, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha abordado con ninguna otra formación política la negociación para la formación de un gobierno alternativo ante el hipotético fracaso del señor Rajoy», indicó el PSOE.

Iglesias había sido benevolente en sus declaraciones con Sánchez, pero ni ese guante de seda evitó que el PSOE le desautorizase. Dijo el podemista que le había sorprendido felizmente el pulso firme de Sánchez para negarse a transitar del no a Rajoy a la abstención a pesar de las presiones y aplaudió esa decisión. Sus palabras parecían destinadas a romper el hielo que envuelve la relación de ambos dirigentes, que se evidenció en la falta de acuerdo para elegir la Mesa del Congreso. El comunicado de los socialistas de ayer demuestra que el hielo entre ambos continúa y que Iglesias va a tener que preparar algo más que golpes de efecto si quiere ganarse la confianza de Sánchez. H