En pocos años, Aragón ha sufrido un boom de recreaciones históricas que van desde modestos mercados medievales hasta fiestas de nuevo cuño pero que han arraigado fuerte como las Alfonsadas de Calatayud, que acaban de celebrar su novena edición. Recreaciones que han nacido y que conviven con otras de gran tradición. Entre todas ellas, destaca las Bodas de Isabel de Teruel que nacieron hace diecisiete años y se han convertido en todo un referente. ¿Por qué la proliferación de este tipo de fiestas? "La gente tiene una necesidad de identidad en un mundo tan globalizado como este y estas actividades sirven para mirar nuestro patrimonio y reivindicar nuestros propios orígenes", indica Raquel Esteban, directora de la Fundación Bodas de Isabel y vicepresidenta de la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas (AEFRH).

Junto a ello también hay que buscar el aspecto económico. "Hace dieciocho años, estar en febrero en Teruel era como si acabara de vivirse una guerra química, era la viva imagen de la desolación de los fríos inviernos aragoneses. Ahora, con las Bodas de Isabel, febrero es temporada alta, han surgido alrededor de la fiesta una gran cantidad de empresas de material medieval, pero, además, cualquier comercio se beneficia durante todo el fin de semana". Y es que, el impacto económico que tiene una fiesta de recreación histórica no ha pasado desapercibido para casi nadie. De ahí que esa sea una de las causas de la abundancia de estas actividades: "A día de hoy, todavía me sorprendo de que un fenómeno emocional como son las Bodas de Isabel sean capaces de activar los sectores culturales, empresariales y turísticos. De hecho, no tenemos todavía un estudio firme del impacto pero hay un tremendo movimiento económico", explica Esteban.

Un atractivo del que no ha escapado tampoco Zaragoza que, además, de las conmemoraciones de Los Sitios, este año decidió celebrar una recreación histórica con motivo del bimilenario de su fundador, Augusto. "Su impacto visual en la imagen exterior de la ciudad es tan potente o más que cualquier otra campaña promocional, por lo que hacerse un hueco en este itinerario de destinos históricos nacional implica aspirar al enorme potencial de impacto económico y de captación de visitantes que tiene este tipo de eventos", explica el consejero de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco.

La realidad es que el coste económico de este tipo de actividades es "relativamente pequeño" para los ayuntamientos y la atracción turística que despierta es elevada, sin dejar de lado el componente cultural. ""Se trata de iniciativas que refuerzan y complementan la oferta cultural que representan los museos y que ayudan a multiplicar su discurso expositivo, enriqueciendo los contenidos que en ellos se muestran, haciéndolos visibles mediante su presencia en las representaciones (vestimenta, utensilios, costumbres, obras artísticas, armas, etc.", refleja el consejero Jerónimo Blasco. Pero, ¿cuál es la clave del éxito? "Tiene que haber un elemento mítico y heroico que articule la dramaturgia. Si esas condiciones no están, no funciona", concluye la vicepresidenta de la AEFRH, Raquel Esteban.