Casi 90 años después de que abriera sus puertas, el futuro de la fábrica más importante de Sabiñánigo y de sus 109 trabajadores pende de un hilo muy fino. De hecho, Inasa Foil SL, que se declaró en concurso de acreedores en septiembre del 2011, se encuentra en plena fase de liquidación. Los administradores concursales han puesto a la venta la planta para hacer frente a las deudas que tiene contraídas la compañía y, al mismo tiempo, han solicitado un ERE de extinción para toda la plantilla. Así las cosas, la inquietud ha vuelto a instalarse en la factoría serrablesa, que produce hojas de aluminio para el sector de envases y embalajes para alimentación y farmacia.

A finales del año pasado, y dentro del proceso concursal, el grupo alemán de capital riesgo Bavaria --propietario de la planta-- solicitó una quita en la deuda que arrastra con sus acreedores del 90%, así como un plazo de seis años y un periodo de carencia de dos más para cumplir con su compromiso de pago. Unas condiciones que ni llegaron a valorar los acreedores (bancos, proveedores y Seguridad Social, entre otros), por lo que el juez no tuvo más remedio que abrir la fase de liquidación.

En ese momento, la administración concursal tomó las riendas de la empresa y puso a la venta la unidad productiva en su conjunto con el objetivo de conseguir liquidez y pagar a sus acreedores. Un proceso que aún continúa, ya que se sigue buscando algún comprador.

Con todo, y casi al mismo tiempo de poner a la venta la factoría, los administradores concursales también solicitaron al juez un ERE de extinción para toda la plantilla, algo inusual en este tipo de procedimientos. De hecho, la ley establece que el traspaso de una unidad productiva en su conjunto implica una "sucesión de empresa" y que los trabajadores forman parte de ese todo, por lo que los contratos no tendrían por qué ser extinguidos.

EN BUSCA DE UN COMPRADOR En la memoria explicativa del ERE de extinción --a la que ha tenido acceso este diario--, los administradores concursales (José María Used, Jesús Monclús y Miguel Oliván) indican que su intención es "encontrar un comprador para la unidad productiva o parte de la misma, mientras se tramita el expediente de autorización de extinción". Pero al mismo tiempo señalan que la actividad de la empresa "cesará con la aprobación del auto que autorice la extinción de los contratos".

Algo que no acaba de entender el comité de Inasa, ya que considera que se está "anticipando" la ruptura de la relación laboral. La representación de los trabajadores ve "ilógico" adelantar la solicitud del ERE y apuesta por que sea el comprador potencial el que decida cuántos trabajadores necesita (no hay que olvidar que, si se extinguen los contratos, los empleados perderían su antigüedad y condiciones).

Por su parte, fuentes de la administración concursal señalaron ayer que lo que pretenden al solicitar el ERE es "ganar tiempo" y que el posible comprador no tenga que pedirlo después. "Así, aunque se negocien las indemnizaciones, la ejecución del ERE podría quedar en suspenso para, mientras tanto, seguir con la actividad de la empresa", explicaron las citadas fuentes.

Por otra parte, el comité volvió a lamentar la actitud de Bavaria, a la que acusa de ir dejando morir la planta. En su día, ya indicaron que "no tenía interés productivo en la fábrica". Ahora solo esperan que no ocurra lo mismo que con la factoría de Inasa de Irurtzun, que cerró en junio del 2012.