La locomotora del trenhotel que conecta Barcelona con Vigo se prendió fuego el pasado miércoles por la noche cuando circulaba en el tramo de la línea de alta velocidad que transcurre entre las localidades de Ballobar y Candasnos. Un incidente que obligó a detener de inmediato a este convoy a las 22.16 horas con 240 personas a bordo y a otros dos trenes AVE que se aproximaban a 300 kilómetros por hora hasta ese punto, uno que había salido de Zaragoza con 250 personas a bordo y otro desde la estación de Sants con 80. Pero estas 570 personas no fueron las únicas afectadas. En realidad fueron más de 14.000, según afirmó Renfe, porque las llamas fundieron la catenaria de las dos vías de circulación y el tráfico ferroviario se interrumpió hasta las 8.15 horas de ayer. Pero se reabrió solo una de ellas, por lo que hubo que dar paso alternativo a todas las expediciones del día causando retrasos de 15 minutos a dos horas.

El problema es que los daños en la infraestructura impidieron mover la locomotora, totalmente calcinada, durante toda la jornada. Y lo que más preocupa es que todavía se desconoce el alcance de los mismos, ya que hasta anoche no se esperaba remolcar el vehículo y entonces se analizaría la vía en la que se encontraba, que podría haber quedado también inservible por el incendio y prolongaría la afección durante más días. Ayer, Adif tampoco descartaba que se pudiera poner en servicio a primera hora de esta mañana y Renfe así lo esperaba, ya que solo con las devoluciones de billetes a los usuarios el perjuicio económico podría superar el millón de euros.

DEVOLUCIONES Al menos si se cumple lo que por la tarde dijo la ministra de Fomento, Ana Pastor, quien aseguró que "Renfe va a devolver la totalidad del billete a todos los viajeros que se hayan podido ver afectados".

Al margen de las afecciones, la noticia más positiva fue que ningún pasajero resultó herido. Pero sí vivieron momentos de mucha tensión y nervios. Desde el momento en el que el Trenhotel decidió parar, a las 22.16 horas de la noche del miércoles. Según ha podido saber este diario, el aviso a los Bomberos de Fraga no se produjo hasta una hora después, ya que el maquinista "comunicó que se había sobrecalentado un bogie de la locomotora pero que podían apagarlo por sus propios medios". Se desconocen las causas de ese aumento de la temperatura tal que hizo saltar las alarmas.

Pero todo se complicó, no lo consiguieron y dieron el aviso a los servicios de extinción de Fraga. Mientras, los 240 pasajeros que viajaban a bordo ya llevaban una hora en los últimos vagones y la cafetería, por seguridad. A su llegada, los bomberos tuvieron que esperar a que Adif cortara el suministro eléctrico en la catenaria, muy afectada por las llamas y que acabaron inservibles. Las de la vía 2, donde estaba la locomotora, y la contigua.

Esos mismos pasajeros tuvieron que esperar hasta la 1.50 horas a que otro tren diesel les remolcara para trasladarlos al apartadero de Ballobar. Más de tres horas y media encerrados en el convoy, sin calefacción ni luz y con mucho nerviosismo y enfado. Allí acudieron cinco autobuses, entre las 2.10 y las 4.45 horas, para llevarles hasta la estación de Delicias de Zaragoza y reanudar su viaje rumbo a Galicia a las 6.55 horas. Ya llevaban 7 horas y 15 minutos de retraso sobre el horario previsto. Salieron a las 20.20 horas de Barcelona y llegaron a Vigo a las 19.10, casi un día entero de trayecto.

Los mismos nervios que vivieron en el AVE Zaragoza-Barcelona que partió de Delicias a las 21.52 y llegó a Sants a las 6.45 horas, siete horas más tarde de lo previsto. Estos, 250 viajeros, llegaron a la altura de la locomotora y como no había tensión eléctrica tuvo que detenerse, también quedarse sin luz y aire acondicionado y, en su caso, esperar a que llegara otro tren, vacío y enviado desde Barcelona, para hacer el transbordo de pasajeros. Eso se hizo a las 3.50 horas de la madrugada.

Más suerte tuvieron los viajeros del AVE Barcelona-Zaragoza que había salido de Sants a las 21.50 horas. Este, con 80 viajeros, se topó con el incidente cuando aún no había llegado a Lérida. Así que bajó a sus pasajeros allí y los trasladó en autobús, arribando a la intermodal de Delicias a las 0.35, una hora más tarde de lo previsto.