Recién iniciada la Semana Santa, todavía es una incógnita cómo resultará el fin de la temporada de esquí. Las previsiones no son muy optimistas tras un invierno en el que ha nevado tarde y poco, pero que aún puede recuperarse si el tiempo acompaña. Eso significa que, para atraer a los aficionados al esquí, es necesario que nieve antes del Jueves o el Viernes Santo y que, precisamente, a partir de esas fechas, el sol luzca en todo su esplendor. Así se conseguiría captar, además de a los amantes de los deportes blancos, a los turistas que buscan cambiar de aires durante unos días y que solo esperan que haga buen tiempo. En cambio, si lloviera con insistencia, sería un verdadero desastre desde el punto de vista turístico.

De momento, las cosas no están claras. En el valle del Aragón, las previsiones son modestas, un índice de ocupación del 40% en Jaca y su zona de influencia, y solo de un 12% a pie de pistas, según datos de la asociación turística ATVA. "Confiamos en que estas previsiones mejoren notablemente, pero aun así esta temporada será la más complicada y difícil de los últimos diez años", explicó Ángel Bandrés, gerente de la ATVA.

ESTANCIAS MÁS CORTAS "Como haga mucho calor, la gente se inclinará por la playa", apuntó Lorena Sánchez, de la Asociación Turística Valle de Tena, que subrayó que el pasado viernes todavía se habían registrado pocas reservas en los hoteles.

Pero no todo está perdido. "Basta que salgan unos días buenos para que acuda mucho personal, pues el valle de Tena, además de esquí y alta montaña, ofrece muchas posibilidades, desde gastronomía y senderismo a turismo cultural", añadió.

De todas formas, cada valle pirenaico es un mundo. En el Sobrarbe, por ejemplo, el invierno es "temporada baja", en palabras de Enrique Puértolas, gerente de la asociación empresarial y turística de la comarca de Aínsa. Una situación que queda compensada ahora, con la llegada de la primavera, pues se espera que esta Semana Santa el índice de ocupación se sitúe entre un 95% y un 100%.

El problema es que, aunque los visitantes no falten, estarán menos días. "Existe una tendencia cada vez más marcada a contratar menos días, con lo que la rentabilidad baja", manifestó Puértolas, quien cree que, en el caso de que llueva, se bajará a un 80% de ocupación.

En La Ribagorza, no existen cifras sobre habitaciones reservadas, pero se sabe que los hoteles están lejos de colgar el cartel de completo. "Hay mucha nieve, el valle está precioso al comienzo de la primavera pese a la escasez de lluvias, y los ríos y senderos aguardan a pescadores y caminantes", aseguró Jorge Llanas, presidente de la Asociación Turística del Valle de Benasque.

NUEVO FACTOR No obstante, existen razones para el optimismo. La nieve es uno de los dos grandes recursos del Pirineo. El otro lo constituyen las segundas residencias, y en todos los valles se da por hecho que, con un tiempo bueno o regular, miles de zaragozanos, vascos y navarros volverán a su hogar en las montañas los días más señalados de Pascua.

Pero eso no influye lo más mínimo en el sector hotelero, que, al menos en la comarca de Jaca, ha contenido los precios y ha lanzado distintas ofertas especiales para estimular la demanda, según señaló Ángel Bandrés, de la ATVA.

"Lo cierto es que la crisis se está notando mucho ya desde el invierno recién terminado", confirmó Fernando Sánchez, alcalde de la localidad de Canfranc y presidente de la Asociación Turística del Valle del Aragón. "Este es el primer año en que se está notando con fuerza el efecto del paro y de los recortes y por eso no podemos hacernos aún una idea clara de cómo está la situación realmente", agregó.