Zaragoza ya tiene presupuesto. El pleno del ayuntamiento dio ayer su aprobación inicial a los 752,9 millones de euros para este año con los votos de la izquierda, que blindó nuevamente su pacto frente a los ataques de la derecha y pese a las diferencias que separan a Zaragoza en Común (ZeC), PSOE y CHA. Sus 17 votos daban a la ciudad unas cuentas que poder ejecutar en tiempo récord -es la aprobación más rápida en la última década- y para que no haya excusas de retrasos. A partir de febrero, cuando esta sea definitiva, empezará el control y el seguimiento de una gestión de la que ni socialistas ni nacionalistas se fían, y que no estará exenta de sobresaltos, como los que han estado a punto de dinamitar el acuerdo que ayer blindaban.

Porque, como destacó el portavoz de CHA, Carmelo Asensio, «la magia de ZeC, como la de Disney, nunca decepciona». Se refería a la inesperada enmienda que ZeC se inventó en la pasada comisión de Economía sobre la ayuda que el PSOE proponía para el Real Zaragoza, de 800.000 euros. La misma que ahora podrá disfrutar con sus votos, ya que el PP y Ciudadanos votaban ayer en contra del presupuesto. El «0,01% del total», remarcó el socialista Javier Trívez, ha sido más protagonista, un «acto simbólico que nos pone en alerta», dijo, y que evidencia que en la negociación «ha habido dificultades hasta el final».

COHERENTE Y DE JUSTICIA

Porque este «presupuesto coherente» o «de justicia social», sobre el que alardeó ayer el responsable de las finanzas, Fernando Rivarés, tiene que enfrentarse ahora con las diferentes almas del Gobierno que lo debe gestionar y al que PSOE y CHA le exigen máximo nivel de cumplimiento. Lo dudan porque, como subrayó el PSOE, «no es un grupo homogéneo». «Lo sabemos y tomamos nota», remarcó. Se referían a las «diferentes sensibilidades» que han encontrado para ver cumplidas sus enmiendas: el 100% de ejecución en el área de Rivarés este año, y el 0% en la de Alberto Cubero. Cara y cruz.

Pero al margen de este Gobierno «singular» que definía Asensio, quizá el problema es la «relevancia que le han querido dar» desde ZeC a enmiendas como la del Real Zaragoza pese a necesitar votos, o que «cuando no se tiene palabra y se adolece de madurez política, tienen la habilidad de complicar asuntos que marchan bien».

Esto explicaría un fracaso de ZeC, no la aprobación del presupuesto. Pero Asensio justificó que «hay que poner el acento en los problemas de la gente y todo lo que no se ponga en marcha ahora, no se ejecutará» en una legislatura que se niega a que finalice «en blanco». Así, le exigió que esos 753 millones sean «realidades en las calles». «Queremos un alto grado de ejecución. No nos sirven las prisas de última hora», remarcó el nacionalista, quien explicó que se creará una comisión de seguimiento para analizar el nivel de cumplimiento en reuniones mensuales. «Lo más positivo es que hay un nuevo pacto de la izquierda y que los intereses de la ciudad están por encima de los partidistas», añadió.

El socialista Trívez reconoció su «escepticismo» en que se cumpla lo pactado, porque en la negociación «las dificultades han sido enormes». Aunque apostilló que eso hace que el presupuesto tenga «más mérito». Así como alcanzarlo con «las dos ZeC» que anidan en ella, con Pablo Híjar y Alberto Cubero atizando a Rivarés con «giros de última hora».

«Hay cientos de almas, tantas como votantes o miembros activos», replicó Rivarés. «Eso nos hace fuertes, diversos y ricos», apostilló. El edil recordó que «ponen a caldo a ZeC haga lo que haga», por lo que lo importante era superar sus rencillas. Y sumar a Ciudadanos con varias enmiendas.

La formación naranja agradeció la acogida pero votó en contra del presupuesto. Su portavoz, Sara Fernández, apenas sugería un estado de ánimo con él. Ese tono moderado y colocar algún proyecto le da resultados en las encuestas y su anunciado rechazo quedaba a la sombra del PP, que cogió el látigo en solitario.

El conservador Azcón arremetió contra la izquierda por aprobar un presupuesto «a tortas» porque «les gusta más hablar de sus líos que de los problemas de los ciudadanos». Les recriminó que el pacto sea «la contraprestación a lo que está ocurriendo en la DGA», que es quien dirigía a distancia la negociación, y que será «papel mojado» porque ZeC «ni sabía gestionar, ni sabrá cuando se vaya». A su juicio, han hecho un «reparto de dinero» porque «les gusta hacerse la foto».

«Si se van a pagar una ronda de fantas, al menos díganos qué día comienza la barra libre al resto», le dijo al PSOE. «Somos fotogénicos pero las fotos nos gusta hacérnoslas solos», replicó Trívez, quien añadió que «igual Beamonte se lo hace a usted», lo de dirigir a distancia la estrategia. Este restó valor a sus críticas, ya que, junto a CHA y ZeC, recordó a los conservadores, que el PP no puede criticar un pacto presupuestario cuando Mariano Rajoy ni siquiera se ha dignado a presentar unas cuentas para el Estado. Vía libre al presupuesto, y ya van tres.