Cuando los partidos de izquierda se ponen a remar en la misma dirección se alcanzan acuerdos de envergadura y convierten a la derecha en «irrelevante». Así lo evidenciaron ayer el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC), el PSOE y Chunta Aragonesista en el pleno donde se daba la aprobación inicial al presupuesto para el 2017, con 724 millones de euros de gasto y un crecimiento del 3,15% con respecto al 2016. Se blindaron de todos los ataques del PP y Ciudadanos (C’s) para dar luz verde a un documento «·razonable» que, apostillaron, ni mucho menos nace de una negociación modélica, como había destacado el pasado domingo el alcalde, Pedro Santisteve.

Existen discrepancias notables, sí, pero cuando toca actuar con responsabilidad, «es mejor un mal presupuesto, que no tenerlo». Así defendió el socialista Javier Trívez el voto favorable de su partido a las cuentas de ZeC, en las que han logrado colocar inversiones por valor de 4,5 millones de euros con su sello. «Determinados partidos no hace falta jugarlos en el terreno de juego de la derecha», remarcaba el nacionalista Carmelo Asensio. Sus lecturas fueron protagonistas en una jornada en la que el Gobierno solo sacaba pecho del acuerdo para alardear de «diálogo» y ellos le instaban a que abandone las «imposiciones», los «sainetes» y los «incumplimientos de la palabra dada» para intentar abrir camino a otros acuerdos. Serios toques de atención.

MÁS DIÁLOGO // El PSOE decidió dar una vuelta de tuerca más a su versión de lo ocurrido para que ZeC empiece a entender mejor el sentido de su voto. Si se abre paso a un escenario de concordia, el tiempo lo dirá. Si es un punto y aparte o seguido a sus relaciones, también. Pero poca confianza inspiran. «Es mejor consensuar y aunar voluntades que con imposiciones desde minorías», remarcó el edil socialista.

O que no negociar, en clara alusión a lo que está pasando con Podemos y el presupuesto de la comunidad autónoma. El PSOE y CHA sacaron ayer bandera del ejercicio de «responsabilidad con la ciudad» que este apoyo representa, en su opinión. Y que se ha traducido, en el caso de los socialistas, en ponerse una venda en los ojos ante lo ocurrido en el 2016, con una «concatenación de incumplimientos».

Esta, dijo Trívez, comenzó con las partidas no ejecutadas el año pasado y prosiguió, ya en la negociación presupuestaria, con la presentación de una plantilla que incorporaba las 14 plazas del 010 cuando el alcalde y el responsable de las finanzas, Fernando Rivarés, dijeron que no se incluirían. Al final les quedó «remar contracorriente» para llegar a un pacto que les satisface, reconoció, pero que no abre puertas a nada que no demuestre a partir de ahora el Gobierno. Pedirán un cronograma para exigir que se cumplan sus enmiendas y no habrá más oportunidades en el futuro. Toca cumplir porque «no sucederá más de una vez», apostilló el edil.

Para Rivarés, su tercer gran éxito de la legislatura --tras el presupuesto del 2016 y las ordenanzas fiscales de este año-- llegaba por el «éxito del diálogo y la razón» y definía un «modelo de ciudad distinto». No habló de disensos con la izquierda sino de la «obligación esencial» de dar un presupuesto a la ciudad. Su labor, dijo, «es difícil teniéndolo, especialmente con el boicot de algunos (sin aclarar quiénes), pero es imposible sin él».

Asensio, por su parte, destacó el «cansancio, hartazgo y hastío» de todos estos años, de «forzar elementos que entorpecen el acuerdo y la negociación» y del «sainete» en el que, dijo, se convirtió un proceso tan «convulso» como esta última negociación. «Espero que este esfuerzo pueda servir para cuestiones importantes que tienen que ver con la vida de la ciudad y que se debaten en otras instituciones», subrayó en referencia a las cuentas de la DGA. A su juicio, es más importante el acuerdo que «esa batalla fratricida por la ocupación del espacio político» protagonizada por ZeC-Podemos y PSOE. «Hay que tener altura de miras, buscar el bien común y ser coherentes», añadió el portavoz de CHA.

ENEMIGO COMÚN // El portavoz del PP, Jorge Azcón, insistió en que «el peor presupuesto de la historia lo va a gestionar el peor Gobierno de la historia». «No tiene proyecto de ciudad, sino algunos fracasados o condenados a hacerlo, lleno de ideas felices de ZeC, escasas prioridades o equivocadas y que no dice la verdad». A su juicio, la izquierda «le quita dinero a lo importante», los servicios públicos esenciales que infradota, para «dedicárselo a las ocurrencias del concejal de turno». Como el 010 y su municipalización, dijo, que mientras PSOE y CHA insisten en debatir, ZeC anunció «el pasado viernes que lo impondrá por decreto».

Con Azcón de enemigo común, la izquierda tiró de blindaje para dibujar la cruda realidad: su acuerdo le convierte en el «gran perdedor» del debate. Porque evidencia que «su portavoz, el peor de la historia, y sus diez concejales son irrelevantes», concluyó Rivarés.

Menos sangre hicieron con C’s, cuya portavoz, Sara Fernández, defendió que este es «el presupuesto del quiero y no puedo» y que «no soluciona las necesidades reales de los zaragozanos». Plagado, dijo, de «políticas cortoplacistas» con proyectos que «ya saben que no van a ejecutar».