El debate definitivo que servía para dictar sentencia sobre el estado de la ciudad en el Ayuntamiento de Zaragoza convirtió ayer en inesperado protagonista al PSOE municipal. Su posición, tras la extrema dureza de sus ataques al Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) el día anterior, fue la de un socio leal dispuesto a aprobar el presupuesto del 2018 y a emprender proyectos nuevos si se atienden sus demandas y le sirvió en bandeja de plata la aprobación de las cuentas para el próximo ejercicio. Transformar su furia en una batería de propuestas vinculadas a ellas y que todas se las aprobaran le ponen muy difícil ahora decir no al todo. Y, de paso, le daba pie a su aparente archienemigo del día anterior para concluir el debate alardeando de la «unidad de criterio» de la izquierda municipal.

El alcalde Pedro Santisteve salió ayer con la misma minoría pero reforzado por una izquierda que se rearma in extremis de nuevo. Sobre todo porque quién más le había humillado el día anterior, el portavoz socialista Carlos Pérez Anadón, se avino a la vía de la reflexión y el diálogo que Zaragoza en Común (ZeC) le tendía la jornada anterior. Y, por si fuera poco, con su proyecto estrella, el plan para construir 5 nuevos mercados municipales con 15 millones de euros en los próximos 10 años, saliendo intacto y en la rampa de salida.

YENKA Y DORMIDINA

Cuando la izquierda hace piña, la derecha se queda relegada a un segundo plano. Solo el PP aprovechó para sacar partido de ese «baile de la yenka» que encima el socialista se afanaba en achacar a los conservadores. A la vista de casi todos, menos (parece) de los seis concejales del PSOE, quedaba patente quién daba un paso atrás después de pasarse cuatro pueblos el día anterior con el alcalde y ZeC. Porque Ciudadanos (C’s), o no lo vio o no quiso hacer sangre con quien se siente más cómodo por su despegue en las encuestas.

El portavoz del PP, Jorge Azcón, las coge al vuelo y también quiso sacar partido del cambio de humor tan abrupto de Pérez Anadón. «Me alegro de que haya dormido bien esta noche. No sé si es tila, valeriana o dormidina, pero algo ha pasado. Igual tiene que ver con el gracias Javier de ayer (que le dijo Santisteve al presidente aragonés, Lambán) pero el tono y las formas son distintas», le dijo a su homólogo en el PSOE. Daba la razón a quienes señalan su actitud como un riesgo para que se apruebe el presupuesto de la comunidad -Podemos-, y a los que dicen que también en su grupo hay órdenes de equipo.

«No esperaba que hoy viniera a sacarse las espinas», replicó el socialista a Azcón, alegando que era el conservador quien había cambiado: «Ayer se pone de hombre de Estado y hoy se dedica a avivar una brasa que solo existe en usted». «Como no he dormido es enroscado», añadió refiriéndose al conservador como si fuera una serpiente.

Para el líder del PP lo ocurrido respondía al «circo electoral» que el día anterior había propuesto el portavoz de ZeC, de «trabajar juntos este año y darse palos los últimos seis meses», antes de las elecciones de mayo del 2019. «Esta legislatura está muerta y ustedes (la izquierda) con la votación lo van a dejar claro. Una ciudad no puede avanzar sin criterio, diciendo una cosa un día y al siguiente la contraria», añadió.

PACTAR CON TUBERÍAS

En política está casi todo inventado, pero nadie esperaba esta salida airosa de ZeC, después de darle el PSOE palos hasta en el carnet de identidad: le dibujó como un Gobierno incapaz, que no es creíble, que no cumple y que ha agotado la legislatura ya a año y medio de los comicios. Quizá le pudo el calor de la moqueta o se dio cuenta de que decir que quedan 17 meses sin nada más que hacer se aproxima más a una dejación de funciones por su parte. Más que a convertirse en la calle como una alternativa real de Gobierno en la capital aragonesa.

Lo cierto es que sus propuestas de resolución se convertían en enmiendas al presupuesto: invertir 3 millones al año en sustituir 10 kilómetros de tuberías de fibrocemento (y un plan para continuar en ejercicios posteriores (en 28 años se eliminarían los 280 que restan por quitar); incorporar un mínimo de 55 vehículos híbridos en la flota de buses en el 2018; un plan de inversión en los parques (sin cuantificar), además de arreglar el de Tío Jorge y Torre Ramona; un millón de euros en ayudas para que las comunidades de vecinos instalen cargadores de recarga para coches eléctricos. Ese era todo el peaje político para ZeC, aparte del impulso de un convenio con el Real Zaragoza para darle dinero para programas que beneficien a su cantera y al fútbol base.

MÁS HÍBRIDA QUE ELÉCTRICA

El Gobierno se metía en el bolsillo el acuerdo presupuestario y los socialistas sacaban adelante todas sus propuestas, cinco de ellas por unanimidad. Como las seis de Chunta, con apuestas más políticas como el Aratrén, la creación de un espacio joven en los antiguos juzgados de la plaza del Pilar y el impulso a un plan para educar en democracia a los más jóvenes, idea similar a la de ZeC.

Los nacionalistas asistían como convidados de piedra a este combate a tres en el que el PP parecía haber escogido al PSOE como esparring en ese «tripartito» del que siempre recoge más votos que atizando solo a ZeC. Chunta dio otro pellizco al PSOE, por plantear «un debate de enmiendas», y al Gobierno municipal por ese «brindis al sol» de su plan de mercados que «parece una enmienda a presupuestos futuros».

En el caso de C’s, lo más llamativo fue su aportación a otro debate central: la movilidad y la apuesta por el vehículo eléctrico o híbrido. Se apeó con la abstención alegando que hasta que no esté el plan de movilidad nuevo, de estos temas no opina. El pulso lo perdió el PP y su apuesta por comprar todo buses eléctricos. Ganó la izquierda que, a petición del PSOE, y matizado por ZeC, se compromete a adquirir «un mínimo de 55 vehículos híbridos» ya en el 2018.