La Romareda ayer tuvo vida. Latió al compás de casi 29.000 almas que vibraron, sintieron y gritaron bajo el encanto del derbi. La afición blanquilla llevó en volandas al equipo. Insufló el ánimo necesario cuando las fuerzas parecían que decaían y entraron en trance en los instantes finales cuando veían a su equipo hacerse con el triunfo. Javi Ros fue el principal director de orquesta, el culpable de que los decibelios del vetusto feudo zaragocista saltaran por los áires. «Estoy sin palabras. La afición ha estado espectacular. Nos han ayudado muchísimo», explicó el centrocampista del Zaragoza.

La felicidad de los futbolistas por vencer en el derbi aragonés es similar a la de los hinchas. «Estamos satisfechos por la importancia que tenía el partido. Es una alegría el poder haber brindado este triunfo a la afición. El campo estaba lleno. Todos están respondiendo muy bien, saben que su aliento es fundamental para nosotros», explicó Javi Ros.

El tanto del futbolista navarro se maduró desde la insistencia. Desde un disparo que blocó Remiro y cuyo su rechace volvió a caer en los pies de Ros, que terminó por rematar la faena. Fue un premio a la evolución del Zaragoza, de su poso y los callos que porta en sus manos después del gran trabajo que hay tras sus pasos. «Se está viendo la madurez que está adquiriendo el equipo», relató el futbolista del Zaragoza.

Renovación pendiente / Javi Ros termina contrato al término de la presente campaña. El tudelano es uno de los futbolistas de la plantilla que más veteranía porta a sus espaldas. Su tanto de ayer, sumado a su gran aportación en los dos últimos partidos, abren la posibilidad sobre su continuidad en el club zaragozano. «Yo me centro en hacer mi trabajo. Lo que no está en mi mano no lo puedo controlar», explicó el jugador blanquillo.