Aquí tienen que mandar una filosofía y un proyecto. El club no tiene que estar hipotecado ni por mí ni por nadie". Manolo Jiménez firmó ayer su renovación por tres años, incluyendo una cláusula de desenganche en las dos últimos y dio el pistoletazo de salida a la amplia remodelación que va a vivir el Real Zaragoza, donde él va a desempeñar una labor de mánager. Jiménez explicó en la web del club las líneas de su proyecto. "Para mí es una gran satisfacción seguir. Era prioritario. Yo aquí me siento como en casa y en ningún sitio se está como en casa", dijo.

Tras viajar en AVE hasta Madrid y en coche después, Jiménez llegó acompañado de su agente, Carlos Bucero, a primera hora de la tarde, comió junto a Agapito Iglesias y ambos se dirigieron a media tarde a firmar su contrato. Todo estaba más que hablado tras muchos tiras y aflojas y el técnico, que ha sufrido en estas tres semanas de negociación el peculiar carácter del soriano, mandó un mensaje conciliador. "No ha habido un pulso por demostrar quién mandaba, sino muchas conversaciones para marcar una dirección, para que el Zaragoza esté mejor estructurado. No puede haber pulso porque se ha trabajado en una misma dirección", explicó el técnico andaluz, cuya continuidad era muy deseada por el zaragocismo y Agapito tuvo que pasar por el aro en muchas de sus peticiones.

En ese tiempo de negociación Agapito filtró cifras engañosas sobre sus emolumentos, que al final serán los mismos que Javier Aguirre (1,3 millones brutos), pero el técnico prefirió no mirar hacia atrás: "Me dio rabia que se hablara desde el desconocimiento. Dije siempre que lo económico no iba a ser un hándicap. Tuve cosas de otros equipos, más cuantiosas en lo económico, pero no tenía la satisfacción de pertenecer a esta gran familia que es el Zaragoza. A mí no me mueve el dinero, en la vida hay cosas mucho más importantes", indicó, para después dejar claro su talante: "No puedo achacar nada a Agapito ni a nadie del club. Han creído en mí y me han dejado trabajar. Espero que siga así y estoy convencido de que así será".

UN MÁNAGER Tras la firma del contrato, Jiménez permaneció en el club y hoy seguirá trabajando en la formación de la Comisión Deportiva. Su idea es irse mañana y venir cada semana hasta que arranque la pretemporada el 10 de julio. Sus atribuciones van más allá de las de un técnico y será un mánager. Así lo describió. "Además de dirigir al primer equipo, voy a ser la voz interna de las decisiones deportivas junto a la comisión, coordinando el trabajo en la búsqueda de jugadores, y voy a estar muy involucrado en el filial y en el primer equipo juvenil para que haya una misma línea de trabajo", señaló.

"El objetivo es crecer y si hacemos las cosas bien estamos condenados a hacerlo", dijo Jiménez sobre las metas que se marca en un proyecto a largo plazo: "Para recoger hay que sembrar y todo se hace con tiempo. No podemos tentar a la suerte ni improvisar y sí marcar una metodología para devolver a este club a la grandeza que ha tenido. Aun así, a corto o medio plazo el Zaragoza tiene que apuntar a algo más que a pelear por no descender". Sus últimas palabras fueron por la afición. Y no pudo ser más claro: "Sin esta afición posiblemente yo no estaría aquí".