José Gómez, de 55 años, es funcionario y su horario de trabajo no coincide con el de los paros en el bus urbano. Sin embargo, se muestra indignado por las esperas. "Para realizar cualquier gestión por la tarde tengo que recurrir al autobús y es una odisea esperar más de media hora para moverte de una parte a otra", expresó. Y se siente aún más molesto por sus hijas: "A ellas sí que les pilla el horario de ir a trabajar y más de un día tienen que terminar el recorrido a pie". Por eso, Gómez celebró el cambio en el decreto, por el que los conductores deberán llegar hasta el final de línea.