--¿Qué balance hace de estos primeros meses de legislatura?

--Lo más importante que ha pasado es que nos estamos acostumbrando a un Gobierno de izquierdas. Parece sencillo pero no lo es. Tenemos un modelo que nunca se ha ensayado y nos toca en época de crisis. Estamos intentando construir un conjunto de ideas progresistas y creo que lo estamos haciendo a buen ritmo. Hemos aprobado las ordenanzas fiscales que eran fundamentales y falta el plan económico financiero, que estará antes de Navidad. Eso me interesa mucho más que el presupuesto. Y también me interesa más que cuaje ese Gobierno progresista. Desde un punto de vista electoral quizá no sea lo más beneficioso para el PSOE, pero aquí conviene que la coalición CHA-IU tenga éxito en las elecciones, porque es ensayar un modelo de cooperación que debe integrarse en el Gobierno.

--¿Por dónde puede ir esa hoja de ruta que debe ser el plan económico financiero?

--El planteamiento es claro: no basta con recortar gastos, sino que es necesario subir ingresos. Es una opción distinta a la que ofrece el PP, que recorta donde puede y dice que hay que congelar impuestos. Sin ingresos adicionales, cuando se reducen las aportaciones de otras administraciones y no tienes ingresos por venta de suelo, la única alternativa es recortar. Si el año que viene con los impuestos tenemos 17 millones más, son 17 millones que no tendremos que recortar de servicios esenciales. Decir que existe otra vía ahora es mentir.

--También dijo en junio que habría que vender alguna joya de la corona. ¿Lo sigue pensando?

--Lo estamos intentando. El problema es que hay que hacerlo en un momento en el que el negocio no sea ruinoso. Tenemos que vender pero a un precio que sea bueno. Hemos identificado lo que es vendible, pero no es fácil fijar un precio.

--Uno de los activos que citó en junio como vendible fue la depuradora, que ahora se ha puesto de actualidad. ¿Es uno de los que más opciones tiene de vender?

--Tiene una ventaja ahora que es privado al 100%, de manera que cualquier opción que adoptemos no supone restricciones de ningún tipo. Es más sencillo que otros que sean 100% públicos, que siempre pueden suscitar más suspicacias.

--Falta abordar el debate sobre el precio del autobús.

--Tenemos que hacer dos cosas. Primero, una subida moderada en el precio, porque los ciudadanos deben saber que un céntimo en el precio del billete significa un millón de euros, que la subvención que se dedica al transporte es delirante, de 45 millones de euros al año, y que la ciudad tiene los precios más baratos de las ciudades españolas con más de 200.000 habitantes. Y después, terminada la línea del tranvía, realizar la reestructuración de la red de autobuses. Será entonces cuando tendremos que saber el coste global del servicio y decidir si es lógico dedicar 45 millones de euros a subvencionarlo. Deberíamos reducirlo a 20 o 25. Y hay que explicarlo con claridad porque de otra forma deberán decirme qué cierro, qué centro de día o qué escuela infantil.

--Ahora toca renegociar las condiciones de la contrata.

--Sin duda. Si tenemos que bajar el gasto social un 10%, también tendremos que hacerlo con las ayudas a la cooperación, en la misma proporción, y reducir todo lo demás pero también subir el precio del autobús. Porque al final hay que elegir. Todo al mismo tiempo es insostenible y no hay manera de arreglar de la noche a la mañana cien millones de euros de déficit. Y aunque se remodelara el modelo de financiación local, nunca llegaremos al nivel en el que estuvimos en el pasado. Gobernar en estos momentos es difícil, porque hay que atreverse a elegir. Y nuestra elección es la de generar más ingresos para no tener que reducir exageradamente los gastos.

--¿Y el de las competencias impropias que asume Zaragoza?

--Por supuesto, pero sé que todas las administraciones estamos igual, que nadie tiene un duro. Pero lo que quiero es un debate sobre el modelo de financiación, ahora que nadie tiene dinero, que definamos nuestras competencias, cómo se distribuye el gasto y establecer la norma de aplicabilidad, subordinada al crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) o al criterio que se decida. Probablemente dos puntos del PIB sería un buen momento para ponerlo en marcha. Reclamar ahora más dinero sería una actitud inadecuada como alcalde.

--Pero tras la reunión con la presidenta Rudi, ayuntamiento y DGA se han enfrentado por las becas de comedor y el tranvía. ¿Se ha sentido traicionado?

--Ni yo ni mis consejeros han hecho ninguna crítica. El problema del tranvía fue un error administrativo. Hacer de eso un problema como se intentó en el último pleno parece hasta ridículo. Y en el de las becas estábamos en condición de cumplir nuestra parte pero no la que provenía de los fondos del Estado. Y ya se ha arreglado. La relación es correcta y los incidentes han sido mínimos y lógicos. El enfrentamiento creo que a los ciudadanos no les gusta un pimiento y, en tiempo de crisis, cuando nos ven discutir lo único que conseguimos es que se reduzca nuestra credibilidad.

--En la búsqueda de ese modelo, ¿se puede avanzar tan rápidamente como ahora parece?

--Llevamos reclamando la Ley de Capitalidad desde hace ocho años, de manera que decir al PP que ahora que está en el Gobierno usted me lo tiene que resolver me parece ilógico y poco razonable. Pero sí tengo el compromiso de Rudi de que habrá ley esta legislatura. Y no pienso presionar más, porque resuelve el problema para los próximos cien años.

--Pero el ayuntamiento ha dejado entrever que a lo mejor en este momento hay que desprenderse de algunas competencias.

--Estará contemplado en esa ley pero no se puede avanzar nada ahora. Si la DGA asumiera el conjunto de la competencia educativa, yo lo firmaría. Hay otro ejemplo: el turismo. Lo normal es que haya menos administraciones haciendo lo mismo. Preferiría que hubiera un consorcio en el que estuviéramos todos, el Gobierno de Aragón, las diputaciones, el Ayuntamiento de Zaragoza... Pero que fuera un solo organismo el que organizara la actividad de promoción de la ciudad.

--La discrecionalidad de determinados servicios en función del empadronamiento salió en campaña y ahora ha desaparecido del debate. ¿Está desterrada?

--Mis compromisos ahora son los del discurso de investidura, porque fue pactado por 16 concejales. Que solo se beneficien de las subvenciones aquellos que pagan impuestos en la ciudad me parece que es de cajón, aunque no sé si tendré 16 concejales que piensen lo mismo. No abdico de que termine convenciendo de que la tarjeta ciudadana sea el instrumento que otorgue más beneficios, porque tiene que ser más favorable la condición de quien paga impuestos. Y eso no me parece una insolidaridad, es elemental. Con excepciones claro, como los universitarios. No cedo en el combate pero... La subvención global que se concede al transporte es de 45 millones y hay que bajarla a 25 o 20. Y se puede hacer subiendo el precio o revisando quienes son los beneficiarios de la bonificación. O una combinación de ambas. Y el Gobierno, que espero que entonces sea de 16 concejales, deberá decidirlo.

--Se ha visto que hay posibilidades como aplicar tarifas distintas en el transporte según el horario, aplicar el valor catastral al recibo de la basura... ¿Se va a trabajar en esa línea?

--Forma parte de los temas que deberemos abordar en el Gobierno de 16 que no va a tardar tanto como parece. Sin duda esto está en el horizonte de Zaragoza y a corto plazo.

--¿La coalición con CHA e IU puede favorecerlo?

--Sí, porque si se acostumbran a trabajar juntos será más sencillo que hacerlo con reuniones bilaterales o a tres bandas, que alargan mucho las cosas. Terminadas las elecciones, tendremos dos años sin comicios y de mucho trabajo, porque toda la España progresista está mirando qué hace Zaragoza. Si el tripartito aquí no sale bien es un tema de repercusión nacional. Además de nuestra obligación de servir a nuestra ciudad, tenemos la oportunidad de decir que es posible salir de esta situación con medidas progresistas. Espero que no nos equivoquemos y seamos capaces de conformarlo en un tiempo razonable y prudencial.

--En junio dijo que no tenía prisa porque se conformara ese Gobierno de 16. ¿Ahora urge?

--Urge solo el plan económico financiero. Lo demás no tanto, aunque si de mí dependiera estaría desde el primer día, porque prefería conformar el Gobierno y discutir estos temas una vez dentro. Pero las elecciones pueden influir. No en el qué, ya que todos sabemos que habrá tripartito aunque no convenga decirlo porque crean que disminuyen sus opciones electorales, sino en el cuándo.

--¿Tiene una idea clara de qué competencias quiere que asuman CHA e IU en el Gobierno?

--No hemos hablado de ello y solo puedo decir que las competencias en esta situación son un tema menor, porque lo que habrá es un órgano colectivo. No va a haber tres Gobiernos, sino que cualquier consejero podrá discutir cualquier propuesta de otro consejero. Mi idea es preguntarles en qué campo creen que pueden colaborar mejor. Lo importante es la política y eso se hace en el Gobierno.