Será la fábrica de basura más eficiente y completa de España. El diseño y equipamiento previsto en el centro de reciclaje de Zaragoza convertirán sus instalaciones casi en una planta automovilística, aunque en vez de chapa y motores la materia prima será lo que tiramos al cubo de los desperdicios. Todo funcionará de forma sincronizada para garantizar el máximo reaprovechamiento.

Una plantilla de 120 personas estará al frente de los equipos, en plena fabricación por la aragonesa TAIM-TFG y que se empezarán a instalar en breve con el fin de que todo funcione como un reloj.

Planta de pretratamiento.

Los camiones, tras pasar por la báscula, depositarán la basura en fosos junto a la gigantesca nave. Unos pulpos introducirán los residuos en las cuatro líneas de tratamiento, con capacidad para tratar 25 toneladas por hora. La basura circulará por cintas mecánicas para su selección. La materia orgánica se separará en tambores agujereados --tromels--. "Caerán los restos que tengan entre 15 y 80 milímetros, lo que evitará que se cuelen pilas o huesos de cereza", explicó el delegado de Urbaser en Aragón, Javier Ros.

El resto de la basura seguirá su proceso. Los metales volarán literalmente de la cinta transportadora gracias a los electroimanes que se instalarán encima. Lo mismo pasará con las latas de aluminio, aunque en este caso por campos magnéticos. En la línea de envases ligeros habrá además lectores ópticos que diferenciarán cuatro clases de plásticos. La máquina separará cada clase con disparos de aire comprimido, que los arrojará a cajones diferenciados. "Unas campanas de aspiración absorberán los plásticos film", añadió.

Al final de la cadena habrá seis líneas de triaje manual. Los operarios pondrán fin al circuito, por lo que sólo quedará que las prensas reduzcan a pacas todo el material para su reciclaje o rechazo.

Área de biometanización.

La basura orgánica ya seleccionada se introducirá en cuatro grandes depósitos de hormigón (digestores), donde fermentará tres semanas y se obtendrá biogás para alimentar a la central de cogeneración anexa. Sus 21 metros de altura y 17 metros de diámetro darán cabida a 3.600 metros cúbicos de residuos mezclados con agua, la capacidad de medio millar de camiones hormigonera. "Para mover este lodo se inyectará aire comprimido", apuntó Ros.

Nave de compostaje.

Los lodos se trasladarán a una nueva área para su deshidratación y someterlos a su "postmaduración". Durante dos semanas se le insuflará aire en siete túneles cerrados para acabar de inertizar esta materia orgánica. Posteriormente, se mezclará con astillas de madera para "rematar" el proceso, que se alargará otro mes. Tras su afino, se obtendrá abono natural --compost--. La producción anual rondará las 25.000 toneladas.

Vertedero.

El material de rechazo, también convertido en pacas, se trasladará al depósito de rechazos. El monumental agujero horadado a 35 metros de profundidad será impermeable pese a tener 27 hectáreas de extensión. Urbaser y Vertresa están superponiendo láminas para hacer impenetrable el subsuelo a los lixiviados --líquidos contaminantes que desprende la basura--: La cama se ha realizado con medio medio metro de arcillas, sobre la que se han instalado tres capas geotextiles y posteriormente, otro medio metro de grava. En las paredes laterales se ha sustituido la arcilla convencional por una gruesa lámina de bentonita.

Crematorio de animales.

Las instalaciones cuentan incluso con un horno para animales de compañía, con una capacidad para convertir en cenizas 150 kilos por hora. Como las necesidades son menores, dispondrá de cámaras frigoríficas para optimizar el uso.