Los tres grupos que gobiernan el Ayuntamiento de Zaragoza no han tenido mano izquierda con el transporte público. Parece mentira. PSOE, CHA e IU debían estar mirando para otro lado cuando aprobaron un pliego de condiciones para la contrata del servicio que rebajaba en un 14% el kilometraje de la flota y reducía en torno al 16% los costes de producción por parte de la empresa que accediera a la concesión. Que estaba claro que iba a ser TUZSA --o Urbanos de Zaragoza, como se llama ahora--. Porque con la crisis económica actual, lo primero que iba a hacer la empresa --y más esta-- es plantear números y a la baja, claro, reduciendo empleos y, si fuera necesario, salarios. Y en esas estamos. Una empresa a la que habría que exigirle mejoras de calidad y de puntualidad, por cierto.

Parece lógico que la puesta en marcha de la línea completa del tranvía suponga cambios en las rutas de los autobuses. A mejor, no a peor. Pero PSOE, CHA e IU tendrían que haber velado más por los empleos, no solo el último día, a última hora. Porque si el tranvía va a mandar al paro a varios trabajadores, el tranvía también está perjudicando los desplazamientos de muchos vecinos de Zaragoza.

Y es que en Movilidad (más CHA e IU) no han estado tampoco muy duchos a la hora de hacer los cambios de líneas, por mucho que se hayan pactado con dos colectivos vecinales. El tranvía, la joya de la corona, está bien, pero debe sumar, no restar. No es de recibo que una ciudad del tamaño de Zaragoza base su movilidad en los transbordos. Algunos, si. La mayoría, no. Que un barrio tan alejado del tranvía como Santa Isabel, se vea afectado y le desaparezca una ruta, no se entiende. Como que haya dos líneas que empiecen y acaben prácticamente en el mismo barrio (23 y 42) aunque sus rutas sean distintas. O que el hospital de referencia de Aragón, el mayor de la comunidad, el Miguel Servet, haya pasado de tener un montón de servicios directos al centro (20, 30, 40, 45 y tranvía) a no tener más que el tranvía. Y enfrente está el campo de fútbol de La Romareda, aunque sea de Segunda. Inconcebible. Por no hablar de que en fin de semana se perjudique al trabajador con frecuencias del tranvía que superan con creces los 12 minutos. Y hay que hacer transbordos...

La joya de la corona debe mejorar, no empeorar y está claro que con lo que ha organizado el Ayuntamiento de Zaragoza hay más contras que pros. En la plantilla de los autobuses, y en muchos usuarios. Esto no se puede quedar así.