José Blanco convive con el estigma de que el Ministerio de Fomento que preside obvia los intereses de la travesía central frente a su máxima prioridad, el corredor mediterráneo. De nada sirve que ante preguntas de periodistas o de parlamentarios tanto en el Congreso como en el Senado se desgañite apostando por esa "red mallada" que incluye varios ejes transfronterizos, entre ellos el que defiende Aragón. De nada le sirve porque, desde luego, no emplea la misma vehemencia en sus comparecencias públicas para defender uno u otro eje.

Ya dio muestra el año pasado en Zaragoza, durante una reunión informal de ministros europeos, cuando desesperó al propio presidente de Aragón, su compañero Marcelino Iglesias, al pasar de puntillas por la travesía central. Fue imposible arrancarle entonces un compromiso tan sólido como el que han logrado arrancarle los lobis y los ejecutivos levantinos. Esta semana ha reunido a los presidentes que ven amenazada la travesía central que atraviesa sus comunidades (Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid y Aragón). Y hará en breve lo mismo con los que piden el corredor mediterráneo. Si bien Blanco no ha rechazado nunca ninguno de los dos ejes, siempre ha reprochado a los primeros su intención de crear una guerra territorial. Algo que jamás ha hecho con los presidentes y empresarios del Mediterráneo. Cuando ha sido desde el Levante cuando siempre se ha intentado desprestigiar y hacer incompatible con el eje de la España interior.

Blanco también presume de que el Gobierno de España ha invertido este mismo año 1.700 millones en el corredor mediterráneo. Corredor que, por otra parte, está casi ya en marcha y pone cada día miles de toneladas en el puerto de Barcelona. Por contra, la travesía central solo tiene cofinanciación para estudios de diez millones de euros. Eso sí, se creó en Zaragoza una agrupación de interés económico impulsada desde Fomento. Con más o menos suspicacias, el 19 de octubre Bruselas decidirá si acepta ambos ejes. Dos ejes que Blanco defiende, aunque los territorios midan la diferencia de intensidad.