El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, asumió ayer en su intervención del debate del estado de la comunidad su posición de «debilidad parlamentaria», que definió como una «inestabilidad estable» que, a pesar de todo, le ha permitido sacar adelante su proyecto de Gobierno progresista. A modo de balance, la primera mitad de sus 70 minutos de discurso se dedicó a enumerar lo hecho hasta ahora, pasado el ecuador de una legislatura en la que reivindicó su Gobierno de coalición con CHA como el único posible, aunque volvió a admitir que le gustaría ampliar el pacto e incluir a otras fuerzas de izquierdas. De hecho, aun en minoría, garantizó el presupuesto del año próximo, con un aumento del techo de gasto de 200 millones. Por tanto, aseguró la continuidad de un Ejecutivo que ha desarrollado «de manera solvente las políticas de izquierda».

Lambán abrió un curso político que viene condicionado por el proceso interno que vive su partido, dividido en Aragón ante las inminentes primarias en las que el actual secretario general se juega su continuidad frente a una candidatura, la de Carmen Dueso, que aglutina al menos a un tercio de su grupo parlamentario y a uno de los que había sido apoyo hasta ahora del líder socialista, el altoaragonés Miguel Gracia, presente entre el público. Ayer los dirigentes socialistas se hicieron los huidizos y rehusaron hablar de sus cuitas internas. Algunos que habían confirmado su asistencia como invitados, es el caso del senador y expresidente Marcelino Iglesias, a última hora no llegaron. El frío apretón de manos entre Lambán y Antonio Cosculluela, otrora presidente de las Cortes y ahora partidario de otro secretario general, demuestra que la tensión se palpa en el PSOE aragonés.

Sin referencias internas

No hubo referencias a esta crisis, que se dilucidará con las votaciones del 8 de octubre, aunque su discurso parecía dirigido a su militancia, resaltando su fortaleza dentro de esa inestabilidad a la que aludía en su intervención. Lambán traza su estrategia de candidato a la secretaría general de su partido resaltando su gestión al frente del Gobierno. Y condiciona este a su victoria en primarias. De lo contrario, ha sugerido que podría adelantar elecciones. Tampoco hubo ayer mención a esa posibilidad que hoy le echará en cara más de un portavoz de la oposición. Lambán acabó con dos mensajes claros. Su Gobierno «trata de estar a la altura de la sociedad aragonesa» y «confía ciegamente en el futuro de Aragón».

El discurso de Lambán fue un inventario de logros. Un balance de media legislatura a la que le sucedió una enumeración de compromisos en los que apenas profundizó. Una profusa declaración de intenciones que incluye 15 leyes y un buen número de observatorios, pactos y protocolos en las cuestiones que más preocupan al Ejecutivo: la igualdad, la política social y la creación de empleo, con atención a los menores de 35 años, para quien se elaborará un plan con incentivos a las empresas para la cobertura de la Seguridad Social, la discriminación positiva de la contratación indefinida y un observatorio específico de empleo joven junto a un plan de retorno. Una inversión de 190 millones en dos años para un plan que --a falta de concreción-- parece recuperar el Plan Impulso que planteó el Gobierno anterior y que fue duramente criticado por el PSOE.

Si se cierra la legislatura con los compromisos cumplidos, sería uno de los gobiernos autonó- micos con un mayor grado de ejecución. Para ello necesita acuerdos, y por eso insistió en más de una vez en su predisposición para conseguirlos. Eso sí, dentro de la agenda progresista marcada desde su investidura. Fue el examen más comprometido de Lambán, su segundo después del que celebró el año pasado. Habrá que esperar a hoy para conocer la nota definitiva, cuando se someta al tribunal de la oposición. Se prevé una dura contienda política.

Cuatro ejes

La intervención del presidente se articuló en cuatro ejes: las políticas sociales que garantizan igualdad en derechos para unos ciudadanos más libres, un Gobierno «que orienta la economía del futuro a partir del diálogo social», «un desarrollo territorial equilibrado» y un compromiso «con el cumplimiento del Estatuto de Autonomía y exigencia de su cumplimiento a los demás». También tuvo palabras para las incertidumbres globales, como el yihadismo o el ataque al Medio Ambiente, y las locales, como el proceso separatista catalán, que condenó.