Sobre la mesa baja, de madera oscura, solo las dos tazas del café con leche --ya vacías--. No había papeles, ni siquiera calculadoras. El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve y el presidente de Aragón, Javier Lambán, se reunieron ayer más para desatascar las relaciones entre ambas instituciones que para llegar a acuerdos concretos. Porque no los hubo. Solo el anuncio del jefe del Ejecutivo de que en el primer semestre del 2016 estará aprobada la ley de capitalidad.

Lambán y Santisteve levantaron el telón de unas negociaciones entre Gobierno y ayuntamiento que se encargarán de concretar y rematar, en lo económico, los titulares de Hacienda, Fernando Gimeno --por la DGA-- y Fernando Rivarés --por el consistorio--. Primero habrá que aclarar lo que se deben unos a otros. Ayer solo el alcalde puso cifras a sus demandas: algo más de 100 millones, de los que 18 son de la atención domiciliaria, y de su percepción por parte de las arcas municipales dependen 600 empleos, precisó el regidor.

CÁLCULOS

El presidente aragonés fue más expeditivo. No puso ninguna cifra sobre la mesa, pero el consistorio también debe dinero a la DGA. Aclaró que se tendrá que hacer el cálculo, puesto que el anterior Ejecutivo autonómico del PP no lo había hecho. Dejó meridianamente claro, eso sí, que este año no se podrá resolver nada porque la comunidad autónoma a estas alturas del ejercicio no tiene margen de maniobra. Es decir, el consistorio tendrá que esperar al 2016 para cobrar.

Ambos fiaron la concreción de cualquier acuerdo al próximo año. En este 2015 los presupuestos están no solo agotados, sino que además fueron diseñados por equipos diferentes a los que ahora lideran Lambán y Santisteve. Y como al final todo consistirá en saldar deudas mutuas, el presidente y el alcalde insistieron en que para conseguirlo la clave está en lograr más ingresos. Consistorio y Gobierno tienen previsto recaudar más, con nuevas tasas e impuestos, lo que les dará una holgura presupuestaria que ahora es inexistente.

Lambán y Santisteve fijaron un calendario de reuniones. Esta misma semana podrían verse ya Gimeno y Rivarés. "Queremos ponernos a hablar cuanto antes para que el escenario electoral no perjudique a las negociaciones", admitió el alcalde. Apostó por buscar "nuevos espacios" de diálogo para que además del pragmatismo de las deudas comunes se puedan emprender acciones para generar empleo.

Lambán reconoció la deuda que el Gobierno tiene contraída con el ayuntamiento. Pero a renglón seguido matizó que espera que las medidas fiscales y el próximo presupuesto del 2016 den salida a "muchos problemas". "Si no será imposible", advirtió en un claro mensaje a Podemos para que propicie la aprobación de las cuentas del 2016 sin dilaciones. Hasta que eso ocurra, y las deudas puedan ser saldadas, habrá que conformarse con una "dinámica de trabajo" entre ambas instituciones.

El presidente recordó que parte de la situación a la que se enfrentan ahora ambas administraciones responde a la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera que obligará a partir del 1 de enero a que los ayuntamientos dejen de prestar funciones que no son de su competencia y que ahora tendrán que asumir las comunidades. Algo que, señaló, en el caso de la de Aragón es "financiera y logísticamente imposible de hacer".