En agosto entró en vigor en Italia la ley contra el derroche de alimentos y otros productos perecederos, que suponen un gasto de 8.000 millones de euros, según el observatorio Waste Watcher de Last Minute, aunque el Gobierno del país lo eleva a 12.000 millones. Los datos oficiales concluyen que el 57% de las sobras se producen entre el productor, la distribución y la restauración, mientras que el 43% restante corresponde a los hogares.

Se trata de una ley pionera en Europa, ya anticipada por Francia, que a principios de año decidió prohibir que los supermercados tiren o devuelvan los alimentos no vendidos pero comestibles.