Pilar Cardesa, vecina de 52 años del barrio de Las Fuentes, lamentaba amargamente su infortunio en la parada de la confluencia de Fernando el Católico con la avenida Goya. En el panel informativo aún faltaban 15 minutos para que pasara el siguiente tranvía y las consecuencias, en su caso, eran ya inevitables. «Llevo un año esperando una cita médica a la que tenía que ir hoy y voy a llegar tarde», argumentaba. En su caso, solo tres paradas le separaban de su destino pero era irremediable que no estuviera a la hora señalada para la consulta. «En la plaza Aragón ya ponía que tardaría 15 minutos en pasar», aseguraba, sin que hubiera visto aparecer ningún Urbos 3 por la vía que conduce hacia el sur de la ciudad. «Tampoco es justo, porque en la otra vía ya han pasado tres en este mismo rato», explicaba.

Su malestar iba en aumento conforme avanzaban las manecillas del reloj, a medida que la parada se iba poblando de más usuarios que esperaban lo mismo. Había empezado mal el día. «Y encima ni siquiera nos avisan de que hay huelga. Me he enterado ahora», añadía visiblemente molesta. Ni un cartel en la cristalera, ciertamente, y solo el luminoso del panel informativo como unica referencia de lo que iba a tardar en subirse para ir al hospital Miguel Servet.

Su caso era el de otros muchos ayer en el horario de paros, los que acudían a un centro sanitario de referencia en Zaragoza al que no te llaman siempre con la celeridad deseada y, claro, cuando toca, uno quiere ser puntual. También lo comentaba Teresa, de 59 años y vecina de la zona. En su caso, iba «a recoger unos resultados» al médico. «Ya llego tarde seguro, llevo diez minutos esperando y aún quedan otros 14», lamentaba, al tiempo que ya auguraba que la llegada del tranvía traería unos vagones a rebosar. «Seguro que vendrá lleno y ni siquiera podremos subir», añadía. Algo habitual, comentaban todos, cada vez que el convoy se retrasa un poco más de lo normal. «Estamos todos de acuerdo con que reivindiquen sus derechos los trabajadores, pero siempre lo pagamos los mismos», concluía.