Una primavera húmeda y la nieve almacenada durante este invierno en Aragón han propiciado que la cuenca del Ebro afronte el verano con sus embalses en niveles altos, especialmente en la margen izquierda, y con los usos que derivan de estas infraestructuras hídricas garantizados durante el periodo estival. Las precipitaciones que han caído en la comunidad desde que comenzara el 2018 y, especialmente, en primavera, además del agua proveniente del deshielo, han dado como resultado esta situación que contrasta con la sequía que se daba en Aragón en los meses finales del 2017.

Un panorama en el que, sin embargo, caben matices. En concreto, en la margen derecha existen zonas que sufren sequía estructural, como la que se refiere al río Huerva, y cuenta con áreas más limitadas en lo que se refiere a reservas. Desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) consideran que, si se diera un escenario muy seco este verano, llegarían más justos al final de la estación que en la margen izquierda. No obstante, desde el organismo señalan que, a pesar de ello, la margen derecha pasaría mejor el verano si se compara con el del año pasado y que, en principio, zonas regadas por ríos como el Jalón o el Aguasvivas pueden pasar la campaña.

Otro matiz que cabe destacar es que el uso está garantizado, siempre que derive de los embalses e infraestructuras que gestiona la CHE. Por ello, no descartan que se pudieran dar algunos casos puntuales de desabastecimiento en áreas que dependan de pozos o subterráneos.

De esta manera, se da una situación de normalidad en la cuenca y, en el caso del regadío, este se ve reforzado por partida doble a causa de las lluvias: además de aumentar las reservas por el agua recogida, las precipitaciones han conllevado que el uso del riego fuera menor durante estos meses.

Muestra de la situación es el caudal que registra actualmente el Ebro, alto para la época del año (casi 400 metros cúbicos por segundo). Estos datos suponen un cambio importante si se comparan con los que arrojaba en el mismo periodo del 2017, con unos cien metros cúbicos. Está por encima de la media de los últimos cinco años y contrasta con imágenes que ponían de relieve el bajo caudal.

verano cálido y seco / El agua almacenada durante esta primavera en Aragón resultará una buena baza si se cumplen las previsiones que maneja la Agencia Estatal de Metereología (Aemet) acerca de este verano. Su delegado territorial en la comunidad, Rafael Requena, explica que, aunque no se puede realizar una predicción estacional con una precisión como la que se hace a corto plazo, señala que hay más probabilidad de que las temperaturas estén por encima de lo normal en Aragón que por debajo. En lo que se respecta a las precipitaciones, sucede lo mismo. Con más detalle, la Aemet estima un 50% de posibilidades de que los termómetros superen los valores normales, un 30% de que se encuentren en la media y un 20% de que estén por debajo durante los meses de junio, julio y agosto. De la misma forma, en este periodo hay un 45% de posibilidades de que la lluvia esté por debajo de la media, un 35% de que se sitúe en los valores normales y un 20% de que sean mayores las precipitaciones.

Respecto a la primavera que está acabando, Requena considera que ha habido «tres meses húmedos» con temperaturas normales que comenzaron siendo frías pero que han acabado en su rango habitual. Además, recuerda que se venía de un otoño muy seco y que fue a partir de diciembre cuando empezaron las precipitaciones, que se desarrollaron especialmente a partir de marzo, cuando los valores superaron la normalidad. Sobre el mes actual, indica que «ha empezado bastante lluvioso en su primera mitad», aunque augura que en «la segunda mitad ya entra el verano». Precisamente, explica que, si no han llegado de golpe los calores drásticos se debe a los días de cierzo que se están registrando. No obstante, añade que en los próximos días, cuando remita el viento en el valle del Ebro, se dará una situación «típicamente veraniega», con el anticiclón de las Azores situado en su lugar habitual.

Respecto a la comparación entre el 2017 y el 2018, Requena considera que, en lo que se refiere al año natural, se están sucediendo meses húmedos desde que comenzó. En lo que respecta al año agrícola, que se inicia en septiembre, las lluvias del 2018 han ido compensando la sequía del último cuarto de año del 2017. En concreto, esta compensación se ha dado en las provincias de Huesca y Zaragoza, aunque en Teruel, donde las precipitaciones han sido más bajas, este valor sigue aún por debajo de la media.