El 8 de junio del 2000, apenas habían comenzado las obras de restauración de la catedral de Tarazona. Ese día, el príncipe Felipe visitó la seo turiasonense y quedó impresionado por el sistema hidráulico que sostenía el edificio. Ya entonces, Felipe de Borbón se mostró "ávido" de ver el resultado final de las obras llevadas a cabo por los arquitectos Fernando y José Ignacio Arregui. Ayer fue el día. Doce años después, Felipe, acompañado de su esposa Letizia Ortiz, inauguró la catedral de Santa María de la Huerta (aunque las primeras visitas al público ya se realizaron el 16 de abril del año pasado) de cuya reforma se mostró "gratamente sorprendido". Lo hizo en la visita que realizó a la misma después del acto litúrgico presidido por el obispo de Tarazona, Eusebio Hernández, en el que acompañaron a los príncipes la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi; el alcalde de Tarazona, Luis María Beamonte; el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde; el presidente de las Cortes, José Ángel Biel; y el subsecretario del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, Fernando Benzo.

RECORRIDO MINUCIOSO Tras un breve acto litúrgico, amenizado por la Coral Turiasonense y en el que el obispo agradeció la presencia de los príncipes y aprovechó para reclamar que "aún quedan importantes obras por realizar (capillas, atrio, claustro), y tras ver un vídeo en el que se mostraba la evolución de las obras, el príncipe Felipe y Letizia Ortiz realizaron una breve visita por la seo. Un recorrido que se prolongó durante más tiempo del previsto por el gran interés que mostró Felipe de Borbón por los trabajos realizados. Tanto él como su esposa se detuvieron en el cimborrio, cuyas pinturas han sido consideradas como la Capilla Sixtina del Renacimiento español. Tan interesado se mostraron por el mismo, que también lo quisieron ver desde fuera y observaron las pinturas del siglo XVI desde diferentes perspectivas. Sin embargo, el momento más emotivo del recorrido tuvo lugar en el claustro donde el príncipe se detuvo en una fotografía de su padre, Juan Carlos I, tomada cuando en el año 1952 también visitó la misma estancia de la catedral turiasonense.

La visita de los príncipes concluyó en la capilla de San Andrés donde, además de firmar en el libro de honor de la catedral, recibieron un relieve en plata de la fachada de la catedral, otro en plata de la portada del ayuntamiento, y un plato de cerámica de Muel con una representación de la catedral.

PALACIO DE EGUARÁS Tras este pequeño acto de homenaje, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, se dirigieron al palacio de Eguarás, edificio situado frente a la catedral, donde se descubrió una placa conmemorativa con el siguiente texto: "Sus altezas reales los Príncipes de Asturias visitaron la catedral de Santa María de la Huerta con motivo de la inauguración oficial de la restauración, siendo obispo de la diócesis, (...) Eusebio Hernández, el día nueve de febrero de dos mil doce". A continuación, tuvieron un encuentro con el tejido social de la ciudad y la comarca, representado por aproximadamente 250 personas. Fue allí, en el Palacio de Eguarás, cuando el príncipe Felipe habló de la necesidad de acometer lo que aún falta para completar la rehabilitación aunque, según explicó el alcalde Luis María Beamonte, él mismo reconoció "que es un trabajo que será duro porque estos momentos son difíciles para todos, pero habrá que hacerlo".

Todo para que, según afirmó el obispo de Tarazona durante su intervención en la catedral, siga siendo una "joya de arquitectura, pintura y arte ya que seos como ésta han marcado profundamente la historia, la cultura y la fisonomía de las principales ciudades de Europa", además de ser "motivo de orgullo y de viva satisfacción" para todo Aragón y toda España.