Luis del Val Velilla (Zaragoza, 1944) es conocido por labor como periodista y escritor, pero en su polifacética trayectoria también ha pasado por el mundo de la política. Desde el 2010, y tras una larga temporada en la cadena Ser, es colaborador en las mañanas de la Cope. Pese a los cambios, dice observar la actualidad con independencia y echa en falta más sinceridad en los candidatos del 20-N.

--¿Qué le ha parecido la campaña electoral?

--Ha sido muy larga, empezó hace cuatro meses, y previsible. El candidato ganador ha procurado no comprometerse demasiado y Rubalcaba, que es muy listo, ha ido a la desesperada.

--¿Qué ha echado en falta en los candidatos?

--La sinceridad que siempre falta en las campañas. Acercarse a los problemas reales con medidas reales, pero eso no se ha hecho nunca en ninguna campaña. Más vale que al final se vota por intuición y la intuición colectiva más o menos saca un resultado coherente. Aunque Borges decía que la democracia a través del sufragio es una exageración estadística.

--¿Qué pregunta hubiera hecho a los candidatos?

--Que dijeran medidas específicas y concretas, no generalistas, sobre la economía. Los dos dicen que no tocarán la educación y la sanidad cuando posiblemente no vamos a tener dinero para mantenerlas. Creo que habrá copago, gane quien gane las elecciones.

--¿Cuál debería ser la primera medida del nuevo presidente?

--Hacer las cuentas y explicar lo que nos gastamos y el dinero que tenemos. Esto es como una familia, si no se puede comer pescado, habrá que comer patatas.

--¿Ha notado la crisis?

--Por supuesto. No en la vida periodística, pero sí en los libros. Antes, en lo que se podía llamar la clase media de los escritores, a la que pertenezco, vendías entre 10.000 y 60.000 ejemplares. Eso se acabó. O vendes mucho o nada. Nunca he tenido problemas para editar, pero ahora te miran el libro de arriba a abajo.

--¿Y en el periodismo?

--La prensa de papel vive una transformación impresionante. Lo viejo no acaba de morir, que es el papel, y lo nuevo, que es lo digital, no acaba de nacer. Internet es una revolución, pero hay que mantener la seriedad, la solvencia y un periodismo contrastado y eso a veces falta en la red.

--De la Ser a la Cope, ¿un cambio sorprendente?

--Bueno, son dos medios con una línea editorial distinta. La independencia de un periodista consiste en respetar la línea editorial, pero no voy a defender cosas con las que no estoy de acuerdo. Eso lo hice en la Ser, lo hago en la Cope y lo haré allí donde esté.

--¿Qué le parece el 15-M?

--Es un movimiento lógico pero tiene más entusiasmo que contenido de ideas. Es muy voluntarista y espontáneo, pero carece de una base intelectual.

--Fue diputado de UCD por Zaragoza entre 1977 y 1979. ¿Qué recuerdos guarda de esa época?

--Fue una etapa muy ilusionante donde salíamos de una dictadura. Pertenezco a una generación que hizo todos los esfuerzos por enterrar los fantasmas de la Guerra Civil, por eso me enfada la torpeza y la manera grosera de cómo se planteó la Ley de Memoria Histórica.

--¿Volvería a la política?

--No. Me asombraría si me lo pidieran. La verdad es que abandoné la política voluntariamente. Aunque pertenecía a UCD, era muy amigo de Francisco Fernández Ordóñez, que me ofreció seguir en política en el Partido Democrático e ir en las listas del PSOE. Si hubiese querido, en el 1982, hubiera sido el número dos o tres de la candidatura del PSOE por Zaragoza, porque Francisco me lo aseguró en el pacto al que había llegado con Alfonso Guerra y Felipe González. Pero yo ya había hecho lo que tenía que hacer y preferí dedicarme a otras cosas.

--¿Votará hoy?

--Sí. Siempre voto, entre otras cosas porque sigue habiendo países donde hay gente que da la vida por ejercer este derecho que nosotros sí tenemos.