El frío y el cierzo no pudieron con la ilusión de miles de niños que salieron ayer a las calles de Zaragoza para ver la cabalgata de los Reyes Magos. Este año, llegaron desde muy lejos, concretamente desde el espacio interestelar. Por eso, el centro de la ciudad se llenó de astronautas, planetas y estrellas, que los más pequeños observaron con admiración desde los hombros de sus padres. El desfile fue multitudinario y durante las casi dos horas que duró, consiguió despertar la ilusión de niños, y no tan niños, que se acercaron para entregar sus cartas y pedir los últimos deseos.

La primera parada de la comitiva fue en el parque de La Paz, dónde saludaron a los vecinos antes de encarminarse, en autobús turístico, hacia el colegio Joaquín Costa. Miles de niños esperaron ansiosos la salida de la cabalgata mientras intentaban ganar la batalla por conseguir el mejor sitio. Algunos, no acababan de entender porqué había tanta gente. «Mamá, creo que ha venido todo Zaragoza», comentó Sara García mientras intentaba subirse a una de las vallas para ganar unos centímetros de altura. Sara aseguró que se ha portado «fenomenal» y que aunque todavía puede ser «más buena» espera que los Reyes le traigan todo lo que ha pedido.

Escaleras, sillas, farolas e incluso papeleras y contenedores. Todo valía si de ver la cabalga de la mejor manera posible se trataba. «Desde aquí arriba soy más alto que los mayores», exclamó Daniel Domenech. Su padre, sin embargo, no estaba tan entusiasmado. «Ya me duelen los hombros y creo que todavía me queda un rato», se lamentó.

LA PUESTA EN ESCENA

Una estrella gigante abrió el desfile a las 18.00 horas, dando comienzo a un espectáculo que se extendió a lo largo de 3 kilómetros y que reunió a más de 250 artistas de compañías de teatro locales. La primera comitiva, la de Melchor, estuvo acompañada de los planetas Mercurio y Marte. El oro, su elemento característico, estuvo muy presente en la decoración de las carrozas y el vesturario de los animadores. Con Gaspar la calle se llenó de un aroma a incienso que transportó al público hasta el Lejano Oriente. Como los planetas que le acompañaron fueron Neptuno y Venus, la temática principal fue la del agua. Así se pudo ver un barco de madera con ninfas del bosque y otros personajes de cuento como al dios del mar, que se encargó de soplar burbujas de jabón a lo largo del recorrido.

Baltasar, el último en aparecer, fue el más esperado por los niños que cuando vieron llegar su carroza, no dudaron en corear su nombre tan alto como pudieron. «Este es mi favorito. Le he dado mi carta a sus pajes porque quiero que la lea él, no los demás», explicó Alberto Gil, fan incondicional del rey negro.

Para los más rezagados con las cartas, a lo largo de la cabalgata aparecieron tres buzones de grandes dimensiones, uno por cada uno de los sabios, acompañados por varios pajes reales que se encargaron de recoger los últimos pedidos. Como novedad, y para los niños que no han sido tan bueno este año, el desfile cerró con la aparición de los carboneros. Unos personajes que no tuvieron muy buena aceptación entre el público más joven que los observó con temor. «Lo del carbón le ha dado un poco de miedo. Como sabe que podría haber sido más bueno, ahora piensa que quizás no le traigan todo lo que ha pedido», explicó Rosa Sánchez, madre de un niño de seis años.

SEGURIDAD

Los cuerpos de seguridad tuvieron mayor presencia este año a lo largo del recorrido para velar por el bienestar de todos los asistentes. Así, pudo observarse un amplio dispositivo de Policía Nacional y Local que controló el vallaje colocado en las calles y dirigieron el tráfico de los viandantes. En la cola de la cabalgata se situaron, también, varios coches de Policía y de Bomberos. Los voluntarios de Zaragoza también contribuyeron a que la cabalgata se celebrase sin ningún tipo de incidente. «Es la primera vez que participo en algo como esto, pero la experiencia está siendo muy positiva. Me apetecía contribuir con la ciudad y por eso me apunté. El año que viene

seguro que repito», manifestó José Luis Mateo, uno de los voluntarios.

Las opiniones sobre la cabalgata fueron, en su mayoría, positivas, aunque hubo quienes sacaron algún que otro defecto. «En general me ha encantado pero creo que los Reyes Magos han estado un poco sosos. Deberían haber saludado más al público. Otra de las cosas que he visto es que han tirado menos caramelos que en años anteriores. Mi hija ha tenido que buscar mucho por el suelo para poder llevarse alguno a casa», explicó Maribel Encuentra.

Otros, que acudieron sin niños a ver el desfile, recordaron con melancolía los tiempos en los que sus hijos eran pequeños. «Hace años que no venía y por fin me he decidido. Creo que no veía la cabalgata desde que mi hijo tenía 10 años y a hora tiene casi 30». Por el contrario, Sara Cabeza fue a ver a los Reyes Magos por primera vez con su hija de un año. «Le ha gustado mucho pero por momentos se asustaba. Es normal porque todavía es muy pequeña, seguro que cuando crezca un poco aprovecha más este tipo de cosas», explicó.

A las 19.45 horas, toda la comitiva llegó a la plaza del Pilar donde saludaron a los niños que les esperaban con ansia, visitaron el Belén y dieron su tradicional mensaje desde el balcón del ayuntamiento.