Una Expo, diez años y dos galas. Ayer, Zaragoza celebró la primera década de su Exposición Internacional con dos eventos por separado que recordaron lo vivido en la ciudad aquel verano del 2008. Coincidente con el Día del Voluntariado -verdadero protagonista del evento en este caso- el Ayuntamiento de Zaragoza organizó en la sala Multiusos del auditorio una gala que rindió homenaje a los más de 3.000 voluntarios con los que cuenta la ciudad. No obstante, en la actividad tuvo un papel clave el recuerdo de la Expo, donde los voluntarios dieron el do de pecho aquel año. En el segundo caso, el Gobierno de Aragón vistió al Palacio de Congresos de la capital aragonesa con sus mejores galas, detalles constantes que recordaban lo que hace diez años se vivió en Zaragoza.

«Para mí, es impresionante. Fui voluntaria desde el principio y es emocionante» afirmó Evelia en la multiusos acerca de lo que le suscitaba la conmemoración del Día del Voluntariado. Miembro de este colectivo desde antes de que comenzara la Expo, esta voluntuaria destacó los «recuerdos increíbles» que guardaba de la muestra «desde el primer día». Como Evelia, cientos de voluntarios se acercaron a la sala del auditorio con su chaleco gris y rojo para disfrutar de un día que reivindicó su función con humor, música y recuerdos de aquel 2008.

Los dos presentadores de la compañía Teatro Indigesto comenzaron la actividad en la sala con una actuación que despertó no pocas risas entre el público. Anticiparon la intervención del alcalde de la ciudad, Pedro Santisteve, quien afirmó sobre los voluntarios que son «los mejores embajadores de Zaragoza». En su discurso repasó la labor que desarrollan en la capital aragonesa. La concejala de Participación, Transparencia y Gobierno Abierto, Elena Giner, siguió en los micrófonos al prime redil con una felicitación al colectivo. Sobre su labor hace diez años, destacó que fueron «una parte fundamental del alma de aquella fiesta» y subrayó que, en este tiempo, el voluntariado «se ha reinventado y sigue vivo».

Un vídeo conmemorativo, realizado por el fotógrafo Daniel Pérez, repasó el trabajo de estos ciudadanos en varios ámbitos. El audiovisual, por cierto, contaba con la narración del escritor y periodista Miguel Mena quien, poco después, fue anunciado como el nuevo padrino de los voluntarios para este 2018. «Es difícil estar a la altura de personas como vosotros, que regaláis lo mejor que tenéis, que es vuestro tiempo».

EN EL CORAZÓN

Unas dos horas después de que comenzara la fiesta en el Auditorio, pero lejos de allí, empezaban a congregarse los invitados al otro gran evento que celebró la ciudad. En pleno corazón de la Expo, en el recinto de Ranillas, se citaban los representantes de la sociedad aragonesa -de ahora y de hace una década- para conmemorar la Expo en el Palacio de Congresos de la ciudad. La gala, que comenzaría a las 21.30 horas, estuvo precedida por un recibimiento con música y multitud de detalles que hacían referencia a la muestra en el vestíbulo de este espacio.

«Aragón entró en el siglo XXI con la exposición internacional de Zaragoza. Fue un éxito colectivo de la sociedad aragonesa que tuvo un nombre propio sobre todos los demás, el de Juan Alberto Belloch», recalcó el presidente de Aragón, Javier Lambán, antes de empezar la gala. «La crisis económica truncó buena parte de los proyectos, de las sinergias positivas que se habían puesto en marcha con la Expo. Hoy, diez años después, ya estamos saliendo del túnel y estamos preparados para retomar aquellos procesos», apostilló.

En este espacio se dieron cita anoche políticos como los consejeros del Ejecutivo actual, empresarios y otros protagonistas de ahora y de entonces. Uno de ellos, Emilio Fernández Castaño, quien fue comisario de la muestra. «De aquel verano tengo un recuerdo muy bueno», destacó a los medios. «En esta Expo del 2008 los diplomáticos fueron los aragoneses». Para él, que no había vuelto al recinto desde entonces, destacó que «está repuntando» como lo hace «la economía española».

Eventos para celebrar lo que fue, juntos o separados, como la exposición que el acuario ofrece sobre los recuerdos, organizada por Legado Expo, y que, como las galas, reviven este pasado histórico de la ciudad.