Como ya vaticinaban los organizadores, la marcha organizada ayer por Sociedad Civil Catalana (SCC) y diez entidades más con motivo del 12 de Octubre no consiguió repetir la masiva movilización del pasado domingo en Barcelona. Fue una manifestación que según la Guardia Urbana reunió a 65.000 personas, más, eso sí, que en anteriores convocatorias del Día de la Hispanidad en la capital catalana. Su lema: Catalunya sí, España también . Y en su manifiesto, la reclamación al presidente Carles Puigdemont para que «rectifique» y una petición al Estado: «firmeza democrática frente al golpismo delirante».

La manifestación arrancó en el paseo de Gracia, a la altura de La Pedrera, y finalizó en la plaza de Catalunya. La cabecera volvió a ser liderada por dirigentes del PPC y de Ciudadanos. Al frente de la marcha no faltó el presidente de SCC, Mariano Gomà, y parte de la junta directiva, junto a líderes de Vox y Hazte Oír.

Una imagen de la Virgen del Pilar se alzó durante toda la manifestación entre centenares de banderas españolas. Los asistentes también desplegaron una enorme lona con el popular corazón dividido en la insignia española, catalana y europea que suele lucir Ciudadanos.

«Puigdemont a prisión» volvió a ser uno de los cánticos más escuchados, a la par con los vivas a España. También clamaron «España es una y no 51», «No somos fachas, somos españoles» y «Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley». Los halagos a la Policía Nacional y a la Guardia Civil fueron una constante y, pese a la poca presencia policial, los congregados pitaron y profirieron gritos de traidores a los agentes de los Mossos d’Esquadra.

Con Xavier García Albiol en los actos institucionales de Madrid, la gran protagonista de la jornada fue la líder de la oposición, Inés Arrimadas, que fue recibida al grito de «Arrimadas, presidenta», momento que aprovechó para insistir a Puigdemont en que convoque elecciones.

En su discurso, el secretario de SCC, Manuel Miró, también se dirigió a Puigdemont para decirle que deje de hablar en nombre de los catalanes y le instó a «volver al seny y a abandonar la rauxa», además de elegir «mejor» a sus socios, en alusión a la CUP. Asimismo, le advirtió de que «la historia le juzgará y el veredicto no será bueno», para pedirle que «ponga fin al proceso soberanista» y que «vuelva al diálogo dentro de la ley y sin amenazas», concluyó.

El encargado de leer el manifiesto fue Clemente Polo, presidente de Regeneración Democrática y portavoz de España i Catalans. En el escrito calificó la declaración del president del pasado martes de una «confusa pantomima más propia de patio de colegio que de sede parlamentaria». Tras lamentar la «desbandada de entidades financieras y empresas», zanjó que «la secesión es un negocio ruinoso para los catalanes».

Los organizadores se desvincularon hasta dos veces de «las organizaciones y símbolos que no representan el marco constitucional y los valores democráticos» desde el escenario central en la plaza de Catalunya mientras una pancarta de los ultraderechistas de Hogar Social se levantaba al final del paseo de Gràcia.

TRIFULCA ULTRA / Y es que mientras tenían lugar los discursos que cerraban la manifestación, un grupo de ultras se enzarzó en una monumental batalla campal en la terraza del café Zurich de la plaza de Catalunya, donde volaron hasta las sillas. Los Mossos identificaron a una veintena de personas entre las que habría hooligans de Yomus (peña radical del Valencia), Frente Atlético y Hooligans Vallès (Sabadell), que habían ido a Barcelona a defender la unidad de España pero acabaron enfrentados por rencillas futboleras.

Por su parte, Manuel Andrino, jefe nacional de Falange, participó en la tradicional manifestación fascista del 12-O de Montjuïc, en la que, además de los saludos franquistas, se quemaron esteladas.