Sobre el papel, la estrategia puede ser brillante, pero implementarla resulta algo más complejo. La ministra de Sanidad, Ana Mato, lanzó ayer un torpedo a la línea de flotación del nuevo plan aprobado solo unas horas antes en el Consejo de Ministros para profesionalizar la gestión de la crisis del ébola. Mato cometió un desliz que pone de relieve las dificultades de ceñirse a las órdenes emanadas del gabinete de Presidencia del Gobierno. "Lo que podemos decir es lo que sabemos por los medios", declaró la ministra cuando se le preguntó en rueda de prensa por el estado de salud de la enfermera contagiada de ébola, y luego se limitó a añadir que no es ella la persona competente para informar sobre esta materia.

El Gobierno, preocupado por cómo se ha manejado hasta ahora la emergencia sanitaria y a un año de las elecciones generales, había aprobado a mediodía la creación de un comité especial que pilotará la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, para capitanear la situación con mayor profesionalidad. Y apenas cuatro horas después de este cambio estratégico, la sorprendente afirmación de Mato anuló el logro inicial que se había conseguido con la escenografía.

RESPALDO DE LOS CONSEJEROS Mato compareció acompañada por todos los consejeros de Sanidad, en una imagen de apoyo sin fisuras al ministerio. Sin embargo, sus palabras arruinaron todo lo que se podía haber capitalizado en esa puesta en escena. Las declaraciones resultaron especialmente desconcertantes porque, apenas unos minutos antes, la ministra había hecho un llamamiento a la "profesionalidad y el rigor" de instituciones y medios de comunicación. La ministra no quiso ceder. No hizo la más mínima autocrítica, volvió a negarse a admitir errores en la gestión del ébola y dijo que no se siente desautorizada porque sea la vicepresidenta la que tome el control de la célula de crisis.

La ministra quiso minimizar el relevo al timón de la gestión y explicó que es un "acierto institucionalizar la información", aunque este cambio de pilotaje y la modificación del protocolo de diagnóstico del ébola constituyen de facto una admisión de los errores cometidos. Según fuentes conocedoras de la reunión de coordinación realizada ayer por la mañana en el Ministerio de Sanidad, los responsables de la consejería madrileña no acudieron a la cita, lo que pone de relieve el grado de tensión entre ambas administraciones. Mato no comunicó este hecho en su comparecencia, aunque habló en todo momento de transparencia. Respondió con brevedad a una decena de preguntas y se excusó con las prisas para no responder a si ella o el consejero de Sanidad de Madrid irían a visitar a Teresa Romero al hospital, como hicieron ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.

COMITÉS El plan de la Moncloa se ciñe a criterios profesionales para gestionar la crisis través de dos comités: el denominado "especial", eminentemente político, que incluye los ministerios de Presidencia, Interior, Defensa, Justicia, Sanidad, Exteriores y Economía, y el científico. Ambos se reunirán todos los días en la Moncloa (hasta ahora, el gabinete de crisis se reunía en el Ministerio de Sanidad) para analizar la evolución de la crisis sanitaria, tomar medidas y definir los mensajes que transmitirán las autoridades. Una de las claves consiste en hacer que la información sea trasladada a diario y de forma proactiva, en lugar de esperar, como hasta ahora, a que profesionales sanitarios y medios de comunicación vayan encontrando nuevos datos.

En el Gobierno consideran que es necesario reforzar la transparencia y lograr un mensaje único y coordinado entre todas las administraciones para evitar los solapamientos y contradicciones de los últimos días. Tanto es así, que se designará un portavoz, y se pide al resto de autoridades que eviten conceder entrevistas para que el relato sea uno y aporte certidumbres a una opinión pública muy crítica con la gestión que se ha realizado hasta el momento.

El otro cambio destacado modifica el protocolo de detección de eventuales nuevos casos de ébola. El ministerio y las autonomías acordaron rebajar el umbral de fiebre para sospechar de la enfermedad de 38,6 grados a 37,7. Además, todo el personal sanitario que haya estado en contacto con casos de ébola pasa a ser considerado de "alto riesgo". Estos criterios ya se aplicaban en Madrid desde el martes y se extenderán ahora al resto del territorio.

Los consejeros autonómicos de Sanidad eludieron en todo momento la confrontación política y respaldaron la labor del ministerio. Algunos alegaron "cuestión de Estado".