No hay unanimidad. De hecho, la disparidad de opiniones preside el debate acerca de si la obesidad podría provocar el aumento de la pubertad, una versión defendida por cada vez más profesionales de la medicina. En la dicotomía participan, entre otros, pediatras, endocrinos y expertos en cirugía de la obesidad, pero donde no hay debate es a la hora de alertar de los peligros y consecuencias de un problema que cada vez sufren más niños y a edades más tempranas. "Estamos detectando cada vez más niños que, en edad preescolar, sufren ya problemas de obesidad y eso incide en la necesidad de prevenirlo ya desde la infancia y a través de la educación", explicaba la pediatra Isabel Lostal.

En su caso, la asociación entre el exceso de kilos y la pubertad prematura no estaría del todo clara. Sin embargo, otros, como el experto en cirugía laparoscópica, Jorge Solano, encuentra una relación evidente. "No solo en lo referente a una tendencia a un adelanto de la pubertad, sino también en cuanto a feminización en caso de varones". La razón, según los facultativos que defienden esta asociación, respondería a la acumulación de tejido graso y a la mayor presencia de hormona insulina, que implican el sobrepeso y la obesidad. Es mayor presencia hormonal aceleraría la maduración de la estructura fisiológica.

POR SEXOS En las niñas, ese adelanto de la pubertad se traduciría en aumento de pechos o protuberancia de los pezones. La menstruación irregular, además, sería otro ingrediente que acompañaría a la obesidad. "Pero al adelantarse la pubertad también se detiene el crecimiento por la afección en el cierre de cartílagos", expuso Solano. En este sentido, algunas niñas han podido dejar de crecer hasta diez centímetros --cinco por cada año de crecimiento suprimido--.

En los chicos, además, el experto también detecta rasgos de feminización, como caderas anchas, pene pequeño o nula presencia de vello en los niños obesos.

Un reciente estudio de la Academia Estadounidense de Pediatra, en el que se analizó a 4.000 niños varones, constata ese adelanto de los signos sexuales, lo que también se atribuye al exceso de peso de los menores. Esa precocidad en la llegada de la pubertad comienza a ser motivo habitual de consulta.

En cualquier caso, la prevención desde la infancia asoma como la herramienta más efectiva para hacer frente a un problema que afecta a cada vez más menores. "Es fundamental concienciar acerca de unos hábitos de vida saludables porque la obesidad infantil, a la larga, puede provocar enfermedades cardiovasculares y eso hay que prevenirlo desde edades tempranas", apuntó Lostal, que subraya que la problemática no entiende de clases ni grupos sociales. "Afecta a todos porque las familias disponen de poco tiempo y eso repercute también en la alimentación. Se opta cada vez más por la comida preparada y no se introducen normas para los niños que no quieren verduras, legumbres o frutas. Se les consiente que no coman de eso y que sí disfruten de bollería industrial, zumos en caja, dulces o bebidas refrescantes".

Las consecuencias son claras. La cantidad de menores que sufren ya problemas de diabetes o colesterol también se incrementa de forma progresiva. "Para no llegar a eso hay que potenciar la actividad física y desterrar la vida sedentaria, el exceso de televisión y la consola y apostar por desplazarse andando y al aire libre", expuso Lostal, que, sin embargo, reitera la necesidad de que la comida no se convierta en un "capricho", empezando por el desayuno. "Hay que empezar el día de forma adecuada y muchas familias apenas dedican tiempo al desayuno y eso repercute también en el rendimiento escolar del niño. Se trata, pues, de comer sano y no pasar hambre, sino comer bien".